Los artículos “Nueva fórmula para tarifas de bus lleva 4 rebajas al hilo” ( La Nación 1/3/17) y “Aresep actualiza demanda de rutas pese a objeción de buseros” ( La Nación 6/3/17) insisten en establecer que el nuevo modelo tarifario arroja resultados hacia la baja porque ahora se utilizan datos de demanda provenientes del Consejo de Transporte Público del MOPT y de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), y no de los empresarios.
Este argumento no se ajusta a la verdad, ya que, como se ha hecho siempre, los empresarios entregan anualmente a la Aresep los estados financieros auditados o certificados con los datos de movilización de pasajeros que cumplen con los requerimientos. La diferencia ahora es que el nuevo modelo excluyó por decisión unilateral de la Aresep una serie de rubros que contempla la operación del servicio. Entre otros costos, se eliminaron las horas extras de los choferes, el mantenimiento para los autobuses nuevos, los filtros y equipos de seguridad, los lectores de cédulas y las barras de control. Y eso es, lógicamente, lo que está afectando la tarifa a la baja.
Consecuentemente con lo anterior, tampoco es cierto que las tarifas vayan a disminuir porque se estén utilizando ya datos de demanda subcontratados al Programa de Investigación en Desarrollo Urbano Sostenible de la Universidad de Costa Rica (Produs). Debe quedar claro que las tarifas rebajadas o en audiencia para rebaja no han utilizado estudios de Produs, sino que se han fundamentado en los datos de demanda de las empresas. De nuevo, la disminución obedece al recorte de rubros del nuevo modelo tarifario.
La Contraloría General de la República ordenó a la Aresep actualizar todos los coeficientes. Sin embargo, inexplicablemente, el nuevo modelo mantiene los de 1997, de manera tal que de los 29 rubros que conforman el modelo solamente cinco se modificaron para la aplicación que se pretende ejecutar. La Aresep archivó el estudio de actualización de coeficientes del 2012.
La metodología contiene fórmulas irreales, por ejemplo, el concepto de “demanda implícita”, que calcula el viaje de ida y retorno al 100% de capacidad en horas pico, es una presunción subjetiva, sin sustento técnico, cuando cualquiera puede saber que en realidad en horas pico un servicio puede ir con ocupación plena en un sentido y sin ocupación en el sentido inverso. Justamente eso ocurre porque, para garantizar un servicio que atienda los requerimientos de horarios de los pasajeros, deben disponerse unidades suficientes para atender las movilizaciones de inicio y fin de las jornadas laborales.
Insistentemente, hemos señalado que estamos frente a un modelo incompleto y con problemas estructurales. Tanto es así que no es hasta recientemente que se están realizando los estudios necesarios para ajustar los coeficientes.
Insistentemente, las empresas de autobuses señalamos a la Aresep el error en la forma de implementar el modelo y año a año las demandas ganadas por los transportistas dan la razón respecto de la ausencia de verdaderos lineamientos técnicos para realizar el cálculo tarifario con el modelo actual.
La mayor prueba de lo anterior es que la Aresep ha proyectado para el 2017 el pago de indemnizaciones por sus errores nada más y nada menos que en ¢8.000 millones, suma que evidentemente saldrá del bolsillo de los usuarios mediante las mismas tarifas.
En lugar de seguir teniendo que ejercer la recuperación de derechos mediante litigios, los empresarios reclamamos con urgencia las correcciones al modelo tarifario según los parámetros establecidos por la Contraloría General de la República, de manera que podamos seguir prestando el mejor servicio posible a nuestros usuarios.
Silvia Bolaños Barrantes
Cédula 1-801-177
José Alfred Campos Salas
Cédula 2-591-876