Los artículos publicados el 26 de febrero, pág. 10A, y el 16 de marzo, pág. 16A, contienen errores sobre la acción judicial iniciada para resolver una larga disputa del Conservatorio Castella con el MEP, por la usurpación de la institución que nos toca custodiar y preservar.
El Conservatorio de Castella nace por el legado póstumo de Don Carlos Millet de Castella, constando de un terreno en Sabana Norte y ¢100.000 para que una junta de 5 miembros materialice un conservatorio donde se educará en las artes a las futuras generaciones bajo el nombre “de Castella” en honor a la memoria de su madre.
A la muerte del Sr. Millet se conformó la junta como asociación y reclamó ante la justicia la cesión del legado, lo cual le fue concedido en el año 46.
En el 53, abre el Castella, con el maestro Arnoldo Herrera como director y presidente de la asociación. Desde su inicio, el MEP apoyó con un subsidio, primero parcial y luego total, el pago de la planilla docente.
El resto de costos operativos se debía cubrir con la módica mensualidad cobrada a cada alumno. Además, el Consejo Superior de Educación reconoce al Castella como una institución de educación “particular”.
En los años 70, la Asociación acude a la justicia para su transformación en fundación y así continúa operaciones normales hasta febrero de 2001, en que con apoyo policial y bajo el decreto que estamos discutiendo en sede judicial, el MEP nos arrebata la institución.
Aclaraciones. Por lo anterior afirmamos: La Sala IV no rechazó por el fondo nuestro recurso de amparo; resolvió que la acción debía tramitarse en vía ordinaria.
Los dichos del abogado Castro son falsos; lo cierto es que él está defendiendo una inmoral e ilegal usurpación cometida por el MEP.
Los dichos del Sr. Garnier sobre nuestra fundación son falsos; esta nace para que bajo su cargo el Castella tenga vida, forma, contenido y continuidad, y de paso proteja su integridad de acciones como la cometida por el MEP.
Para finalizar, afirmo que nuestro interés, responsabilidad y fin último es recuperar al Castella para cumplir con el mandato del legado que le dio origen, y ponerlo nuevamente al servicio del pueblo dentro de los principios y filosofía que le imprimió nuestro maestro Arnoldo Herrera.
Así, pues, cualquier afirmación en contrario que provenga de terceros corre por cuenta de quien la emita.