En 1982, Costa Rica dependía del café, del banano, de la carne y del azúcar. El café y el banano significaban el 50% de las exportaciones. En el 2015, Costa Rica exporta 4.500 productos a 155 países, con el esfuerzo de más de 2.500 pymes. El valor agregado nacional de nuestras exportaciones es un 75%. En la actualidad, los productos agrícolas representan solo el 15% de las exportaciones. Costa Rica es hoy el mayor país exportador de alta tecnología de Latinoamérica y el segundo en dispositivos médicos. Los servicios se han triplicado en los últimos 15 años hasta alcanzar el 5,9% del PIB. Costa Rica exporta más servicios que bienes.
Vamos, aceleradamente, a ser un país de servicios y venta de productos de alta tecnología. Las zonas francas generan más de 85.000 empleos directos y más de 250.000 familias dependen directa o indirectamente de la actividad económica que se produce bajo este régimen. Son compañías que, prácticamente, dan empleo a costarricenses con una edad promedio de 30 años y pagan un salario 1,8 veces superior al promedio del sector privado. Más de 250 empresas de alta tecnología se han establecido en Costa Rica.
Venta de conocimiento. La inversión extranjera directa (IED) ha sido y será la clave para el crecimiento de Costa Rica, pues crece tres veces más rápido que el PIB y su flujo financia más del 91% del déficit en cuenta corriente. En los últimos años, el ingreso por IED superó los $2.100 millones anuales. La IED en alta tecnología representa el 25% y supera los $550 millones al año. Hoy nuestras exportaciones en más de un 45% están ligadas al conocimiento. El turismo pasó de representar en el año 2000 un 60% de los servicios a un 40% en el 2014. Esto significa que otros servicios empresariales y de informática ganaron relevancia. En el año 2000, el 75% de nuestra IED provenía de Estados Unidos, y hoy es el 45%. Otros países que invierten y tienen confianza en Costa Rica son los europeos, México, Colombia y, recientemente, China. Los servicios, en un 75%, están en las zonas francas. La IED se concentra en el sector inmobiliario, los servicios y la alta tecnología.
Mercado local. Es importante destacar que el crecimiento de Costa Rica es producto de un esfuerzo exportador complejo, que ha tomado más de 30 años. Es un modelo de desarrollo que requiere correcciones en varios aspectos, en especial en el campo social, pero que en el balance ha tenido resultados positivos. El modelo de apertura comercial, sin embargo, requiere integrar diferentes actores sociales y zonas de desarrollo para lograr resultados más equitativos. Costa Rica tiene una economía muy pequeña, de ahí que la estrategia de haberla abierto a la inversión extranjera y diversificar nuestra producción haya sido clave. El mercado local es importante, pero sin los TLC con las más grandes economías del mundo, seríamos más vulnerables. El mejor ejemplo es Sudamérica, donde concentraron sus exportaciones en minería y petróleo, y hoy están pagando muy cara su falta de visión. Por eso, volver a hablar de autoabastecimiento agrícola, como lo señalan algunas de las nuevas autoridades del Gobierno, sería retroceder, ya que cada país tiene sus ventajas y desventajas para producir ciertos bienes y servicios. Es muy difícil pensar que Estados Unidos produzca bananos, piña y otros cultivos tropicales. Igual nosotros, no podemos producir trigo y soja. No podemos dejar de propiciar la apertura de nuevos mercados ni una mayor competencia.
Fortalezas y debilidades. Las fortalezas de nuestro crecimiento son la calidad del recurso humano, nuestra estabilidad política, los incentivos fiscales, la ubicación, la institucionalidad y una estrategia muy bien articulada entre Cinde, Procomer y el Ministerio de Comercio Exterior. Costa Rica tiene acuerdos comerciales multilaterales con la Organización Mundial del Comercio (OMC), doce acuerdos bilaterales que cubren el 84% de nuestro comercio exterior y cuatro acuerdos bilaterales más que están por entrar en vigor. Como tarea pendiente tenemos una inteligente incorporación a la Alianza del Pacífico y a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Otras tareas relevantes serán fortalecer nuevos acuerdos comerciales, mejorar las relaciones entre instituciones claves y utilizar nuestro comercio exterior para generar más empleo y reducir la creciente brecha social. Entre las debilidades más importantes están el rezago en infraestructura, la pérdida de competitividad por los altos costos en los servicios públicos, la falta de recursos humanos, la revaluación del colón, la tramitomanía y nuestra alta vulnerabilidad por los problemas fiscales.
Tres factores. Las tarifas eléctricas para la industria en Costa Rica son tres veces más altas que en Estados Unidos, un 50% más alta que en Japón y el doble que en China. El costo de la electricidad para la industria se ha duplicado en los últimos cinco años y ha subido más que el Índice de Precios al Consumidor (IPC). El incremento en las tarifas eléctricas es el doble que la inflación y el petróleo. Los disparadores de las tarifas son los altos costos administrativos, el endeudamiento y la amortización de una deuda creciente en el ICE. Los costos del kilovatio hora (kWh) de los proyectos recientes del ICE son hasta un 75 % más altos que los del sector privado; no obstante, el ICE limita el crecimiento de la oferta de particulares como proveedores. No cabe duda, hay que buscar una solución integral a este grave problema, que afecta seriamente la estructura de costos de las empresas, sobre todo de las nacionales, que deben luchar en un mercado mundial muy competitivo. Respecto a la mano de obra, existe una gran diferencia entre las necesidades y la calidad exigida por el sector privado, y la oferta de las universidades e instituciones educativas como el INA. El dominio del inglés y el portugués es fundamental para la venta de servicios. No obstante, únicamente el 12% de nuestros egresados de universidades y colegios salen hablando, al menos, inglés. Referente al dólar, durante más de 20 años, las minidevaluaciones lograron que el tipo de cambio se mantuviera competitivo y brindara confianza al inversionista y al exportador. Con la incorporación de las bandas, en los últimos cuatro años nuestra moneda se ha apreciado en un 20%. Esta situación ha causado que Costa Rica sea un país caro. Lo cual se agravó con la reciente devaluación del euro y el yen.
En resumen, por una política de proteger la inflación, el Banco Central ha administrado en los últimos seis meses el tipo de cambio, con un promedio de $60 millones mensuales. Ahora se proyectan $800 millones para los próximos 23 meses a fin de reducir la volatilidad y evitar que se aprecie más. Esto tiene costos y riesgos. Sostener el tipo de cambio a un nivel superior está causando graves problemas a nuestra economía, pues afecta todos los servicios, y en especial nuestra industria.
Nuestro modelo. Para aumentar el empleo y las exportaciones, se requiere seguir acelerando la integración inteligente de Costa Rica a la economía internacional y tener costos internos competitivos. Como prioridad, se deben eliminar regulaciones innecesarias que entraban el sector productivo y en especial el emprendimiento de las pymes. Es nuestra tarea prioritaria manejar bien los desequilibrios macroeconómicos, sanear las finanzas públicas e invertir en infraestructura, innovación, investigación y desarrollo.
En forma paralela, debemos promover la competencia en forma gradual y regulada donde hay monopolios estatales o privados y simplificar el Estado para fortalecerlo y hacerlo eficiente. Debemos también entrar en un severo programa de control del gasto público y crear nuevos impuestos que no afecten la producción, sino el consumo. Debemos trabajar en incorporar a todos los grupos sociales en el desarrollo. No podemos seguir aumentando la brecha social, que amenaza nuestra paz y estabilidad. He aquí la importancia de hacer un cambio cualitativo y cuantitativo en la educación, que permita seguir incorporando a la juventud en el modelo exportador y competitivo. No cometamos el error de poner de nuevo el Estado al servicio de grupos o individuos. Costa Rica debe luchar por un Estado subsidiario, con una economía flexible, que fomente a las pymes a crecer y a sacar de la pobreza y el desempleo, en forma focalizada, al 20% de los costarricenses marginados del desarrollo. Solo con un Estado promotor, regulador, solidario y supervisor creceremos. Ese es nuestro reto como nación. Costa Rica lo ha hecho bien.
Los cambios de modelo son peligrosos y arriesgados, pero hagámoslos para tener una sociedad más justa y humana.
El autor es ingeniero.