Se prevé que para el 2020 las empresas generadoras de electricidad en Europa estarán en procesos delicados de salud financiera. La razón: la energía solar.
En La Nación del pasado 16 de noviembre, aparecen dos noticias que deben alertar a la Junta Directiva del ICE y a sus sindicatos. También al Estado, pues dicha institución disfruta del respaldo subsidiario del Gobierno para sostener sus deudas. ¿Verdad, Banco Central, responsable de velar por el endeudamiento del ICE?
La primera noticia apareció en la página 26 A, el ICE se acerca al nivel máximo de deuda permitido por ley (Ley 8.660), es decir, al 45% de sus activos, incluidas sus subsidiarias.
La segunda estaba en la página 30 A, dos empresas, “la fábrica de muebles Na Lakalú y la productora de pulpas tropicales, Agroindustrial Oro Verde” producen energía eléctrica para autoconsumo.
Con la aparición de las energías verdes para el autoconsumo, que tendrán un gran impulso conforme aparezcan los automóviles eléctricos y las nuevas baterías para acumular la electricidad en exceso producida, la amenaza financiera acecha. Además, los empresarios están siempre alerta para reducir sus costos y aumentar su capacidad competitiva.
Se puede comparar el rendimiento de una hectárea de pastos para ganado (una vaca necesita una), o de una empresa bananera (necesita como mínimo 200), o de una piñera, o de un cafetal con otros productos intangibles.
Es fácil calcular que para un futuro próximo será más rentable una hectárea de paneles fotovoltaicos que para cualesquiera de las otras actividades. Los números podemos verlos en otro artículo.
O sea que el ICE tendrá un problema serio de flujo de caja en los próximos tres o cinco años, al disminuir las ventas de energía.
¿De donde tomará los ingresos para cubrir sus pasivos, llámense préstamos, bonos o beneficios, así como para cubrir la planilla, no digamos ya la convención colectiva, la CCSS, el fondo de retiro, etcétera?
Tenemos, asimismo, el factor “ciudadano molesto por las huelgas”, y la amenaza de estos con trasladar su demanda de servicios a la competencia.
Al avance de la energía solar y la tecnología le agregaremos que es evidente que las tasas de interés empezarán a subir el año entrante. Y todo hace suponer que las convenciones colectivas no van a sufrir modificaciones que mejoren los estados financieros del ICE.
Deberes olvidados. El programa Sistema Específico de Valoración del Riesgo Institucional (Sevri), Ley 8.292, pareciera que tiene un gran agujero negro.
Los miembros de la Junta Directiva del ICE no logran comprender su importancia. Quisiera recordarles que el artículo 10 de dicha ley dice que “será responsabilidad del jerarca y del titular subordinado establecer, mantener, perfeccionar y evaluar el sistema de control interno institucional” y de la administración activa “realizar las acciones necesarias para garantizar su efectivo funcionamiento”.
En el artículo 39, establece que el jerarca y los titulares subordinados “incurrirán en responsabilidad administrativa y civil cuando corresponda, si incumplen injustificadamente los deberes asignados” en dicha ley.
Tuve la oportunidad de ver el nacimiento del ICE. Muchos de sus profesionales fueron mis maestros, lo que generó en mí un gran amor por la institución. Me duele en el corazón ver el camino que está tomando. ¿Tenderá a desaparecer?
El autor es ingeniero eléctrico.