La convención que efectuará el Partido Liberación Nacional (PLN) el 2 de abril, en la que elegirá a su candidato presidencial y renovará sus cuadros dirigentes, es un acontecimiento de gran trascendencia para el futuro de esta agrupación política.
Es justo reconocer que el PLN siempre ha ido a la vanguardia en la apertura democrática de su estructura partidaria y en la búsqueda de mejores formas para la partici-pación política de los costarricenses.
Algunos de sus avances en esta materia lo constituyen las convenciones “abiertas”, en las que –aun siendo procesos partidarios internos– se permite participar a todo ciudadano inscrito en el padrón electoral del Tribunal Supremo de Elecciones.
Sin duda, este tipo de procesos permite y promueve un juego democrático mucho más amplio en el interior de los partidos, así como una mayor transparencia –puesto que elimina el riesgo de padrones partidarios imperfectos, manipulados o fraudulentos– y, además, estimula la incorpo-ración de nuevos prosélitos, de ciudadanos que antes favorecían a otros partidos o que no simpatizaban con ninguno; pero lo más importante es que traslada a las bases, al pueblo, la oportunidad de tomar las decisiones que antes eran adoptadas por unos pocos.
Más adeptos. Las convenciones “abiertas” son un mecanismo democrático e inclusivo que responde también a la realidad de un electorado muy voluble, con una débil fidelidad partidaria, que le otorga al ciudadano la posibilidad de escoger, previo a las elecciones nacionales, al precandidato de su simpatía y preferencia, a la persona que en definitiva apoyaría para presidente de la República, lo que beneficia al partido político por cuanto logra sumar adeptos y ampliar su base de seguidores, requisito indispensable para obtener un triunfo en las elecciones nacionales.
Por eso sorprende que aún existan personas dentro del PLN que pretenden, con una actitud excluyente e intimidadora, que en la convención solo voten aquellos partidarios de reconocida militancia, los llamados “partidarios duros”, desdeñando las ventajas que tal apertura democrática le depara a ese partido.
Es indiscutible que para aspirar a un triunfo en el 2018 el PLN necesita sumar nuevos apoyos, atraer votos de otras tiendas o de los ciudadanos sin partido, y, desde esa perspectiva, la escogencia de su candidato presidencial es una decisión crucial, ya que de ella depende que ese partido pueda recuperar la confianza y el apoyo mayoritario de los costarricenses, primordialmente de los miles de liberacionistas que en los últimos años han abandonado sus filas desencantados por las faltas éticas de algunos de sus miembros.
Ética y moral. En este mismo foro he afirmado que el problema del PLN no es de carácter ideológico, sino de credibilidad, que el rechazo de la mayoría de los electores no es por su planteamiento doctrinario, sino que tiene que ver más con aspectos éticos y morales, con la desconfianza hacia sus dirigentes y que para rescatar la credibilidad son imprescindibles las señales claras y contundentes de mayores exigencias éticas y morales para quienes aspiran a guiarlo (vea “ Remozar a Liberación Nacional ”, 14 agosto del 2014).
También he manifestado que su reivindicación ética es un desafío y una obligación perentoria para aquellos que anhelan liderarlo y conducirlo en su objetivo de lograr un triunfo en las próximas elecciones nacionales (vea “ Reivindicación ética del PLN ”, 3 setiembre del 2016).
Al reiterar esos conceptos, creo oportuno señalar que –en paralelo con la valoración sobre la capacidad, la trayectoria y la experiencia de cada uno de los precandidatos– los costarricenses que acudan a votar en la convención del domingo 2 de abril deben tener en cuenta que el apego a los más elevados parámetros éticos y morales y la transparencia deben ser las características esenciales y determinantes que se le debe exigir a quien enarbole la bandera verdiblanca, por cuanto sin ellas el riesgo de una derrota es inminente y porque otra derrota pondría en peligro la existencia misma del PLN.
Esta exigencia debe ser extensiva para quienes aspiran a una posición o un cargo dentro del esquema organizacional del PLN, los que se elegirán también en dicha convención, ya que de esas instancias saldrá con seguridad un grupo significativo de diputados y, en caso de ganar las elecciones, algunos funcionarios que integrarán el equipo de gobierno a partir de mayo del 2018.
La ética y la transparencia son requisitos inexcusables y obligatorios para el desempeño de cualquier cargo de liderazgo político y es deber de los partidos exigirlos en todos los niveles de sus cuadros dirigentes.
El autor fue embajador ante el Vaticano.