A veces conviene dar un paso atrás para avanzar dos… pero esa campaña del BCR por sucursales separatistas, a todas luces implica tres pasos para el pasado: recordemos La donna è mobile en el Rigoletto de Verdi, que aludía a lo inconstante de la doña… y sigue burlándose de ellas. Incidir en estereotipos resulta contraproducente: es fijarlos.
Pobre e invasivo, ese esquema publicitario tipo Barnum, a quien se le atribuye la frase de que “cada segundo nace un idiota”. Tan burdo como aquello de “las uñas de Silly” hace un tiempo: la mujer reducida a apariencias.
El colorcito es lo de menos. ¡Eso sí, la Casa Rosada en Buenos Aires no es sucursal! Otros descubren una forma de trasnochado apartheid en una Costa Rica dizque progresista. ¡Por favor! La equidad ya no se logra con base en un eslogan simple de “soy mujer”, al estilo Geraldine Ferraro.
Ella, que sea complicada, como aquel personaje de Allan Poe: “La naturaleza de mi mujer me provoca como en un encanto”. Seamos “complicados” los dos, pero sinceros y cultos; y nada de falsos: un préstamo “femenino” en BCR resulta más caro.
El autor es educador.