Me han comentado que, con los dos últimos artículos que escribí en esta página, doy la impresión de romper filas en el Partido Acción Ciudadana (PAC). Simultáneamente o concomitantemente, otros perciben que renacen mis simpatías o esperanzas respecto a la socialdemocracia, que enterró el Partido Liberación Nacional (PLN). Y no faltan quienes consideran que me inclino por el Partido Frente Amplio (FA).
Ni lo uno, ni lo otro: solo reconozco la complejidad de las circunstancias que nos afectan a todos y hago un esfuerzo, breve y simple, para otear el camino al futuro que Costa Rica podría y debería seguir en los años que vienen, con participación democrática de la gente.
La primera tarea indispensable es mantener a flote el barco nacional que “hace agua” rápidamente. La segunda, igualmente importante, es marcar la ruta que conviene seguir para llegar al “puerto-astillero” más cercano. Y la tercera es reconstruir o acondicionar el barco para poder continuar hacia “puertos de operaciones permanentes”. En la jerga económica, la primera tarea es inmediata y de corto plazo; la segunda, de medio plazo; y la tercera, de largo plazo.
Si no mantenemos esas ideas y las acciones requeridas bien claras, según el símil del barco, este se perderá y hundirá en alta mar; o, utilizando una metáfora de don José Figueres Ferrer, la carreta se atascará en el barreal y terminará quebrándose.
Estrategia y equipo. Ante esa coyuntura y posibilidades correspondientes, leí cuidadosamente los planteamientos de Helio Fallas (La Nación 24-3-14), próximo primer vicepresidente de la República, y me alentó por lo siguiente: aunque no expuso una estrategia de medio-largo plazo, me parece que propone una serie de medidas para “mantener el barco a flote”.
Esto es indispensable y urgente porque, si se hunde el barco, sería irrelevante cualquier estrategia. Pero, igualmente, sin una estrategia de medio-largo plazo, no sabríamos a dónde vamos y, más temprano que tarde, el barco se hundirá de todos modos.
Lo que le falta a Helio Fallas y al PAC son dos cosas fundamentales: primero, una estrategia de medio-largo plazo, como la descrita en mis dos artículos anteriores; y, segunda, la identificación de miembros de la tripulación que saben cómo vincular o conectar las medidas inmediatas y de corto-plazo dentro de esa estrategia. Es decir, el PAC necesita saber quiénes, en el barco, saben cómo ejecutar las medidas inmediatas y de corto-plazo que plantea don Helio, que den margen para cumplir los criterios de dirección y transformación estructural de la estrategia.
Afortunadamente, hay personas con esas capacidades: algunas serán sorprendentes, pero hoy necesitamos sorpresas. Otras serán cuestionables y necesitarán apoyo de otros, pero están dispuestas a la crítica y el servicio.
Otra previsión importante se refiere a la organización de esas personas; esto se refiere a cómo articular las acciones de ellas, en el curso del tiempo que cubre la estrategia. También hay profesionales capacitados para esa tarea entre los tripulantes del barco, que manejan la historia y teoría de la materia, su técnica, su empírica y su práctica. Es cuestión de poner manos a la obra, infundiéndoles unidad y fe.
¡He ahí el desafío de Luis Guillermo Solís!