El periódico La Nación informa en sus ediciones de los días 21 , 22 y 24 de setiembre de 2011 que mi persona fue apresada en México porque tenían una “orden de localización” en mi contra, información que ha sido falsa, pues estoy en libertad.
Tengo conocimiento de que México, al igual que Perú, Guatemala y Costa Rica, ha hecho innumerables esfuerzos por recuperar piezas de arte precolombino que se exhibieron en Santiago de Compostela, pero han planteado reclamos contra la persona equivocada y por eso no han tenido éxito en sus trámites.
Información falsa
La publicación dice que “soy sospechoso del delito de hurto de bienes y piezas arqueológicas”, y lo más grave aún, dice que esta información fue confirmada por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica a LaNación.
Nunca he sido procesado, ni lo seré jamás, por el delito de hurto. Así consta en la Procuraduría General de México, donde me presenté y manifesté lo pertinente. Nunca fui encarcelado. Posteriormente, me trasladaron a la Dirección de Migración para que revisaran mi estatus migratorio. Como todo estaba en orden, como es lo usual en mi vida y sin más asuntos que atender, después de ser invitado a visitar México cuantas veces lo desee, regresé a mi país.
Este delito de hurto inventado por LaNación y el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica – según lo dicho por ustedes – denigra mi honor, por lo que conlleva acciones hasta de tipo penal contra mis detractores, según nuestro ordenamiento jurídico.
Periódicos mexicanos sí dijeron la verdad y el jueves 22 de setiembre publicaron: “...Patterson se encuentra en calidad de presentado, informó hoy la Procuraduría General de la República. Por ahora Patterson no enfrenta cargos en México”. Entonces, ¿a cuál delito de hurto se refiere LaNación y el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica?
Sobre el traslado de la colección
Sobre la mal llamada Colección Patterson –dice el reportaje – que estuvo hasta el 2008 en España hasta que salió de Galicia hacia Alemania, sin autorización y con la ayuda de una funcionaria de la Cancillería, debo manifestar que nunca solicité ayuda a ninguna cancillería para el traslado de las piezas prehispánicas que se efectuó en el año 2008.
El traslado se hizo como un acto normal, para regresar las piezas a su lugar de origen, Múnich, a fin de que cada coleccionista participante allí recogiera sus propias piezas que participaron en la exposición de 1997.
Es importante dar a conocer que la Xunta de Gobierno de Galicia, por ser una exposición y actividad cultural oficial, trasladó ella misma las diferentes colecciones de Múnich a Galicia en el año 1997, pero no las regresaron a Múnich.
Durante once años, la compañía Mudanzas Boquete de Galicia, en reiteradas oportunidades, instó a los coleccionistas a retirar las piezas de sus “bodegas” previo pago de los servicios y como no encontró respuesta, me solicitó en forma urgente trasladar dichas piezas prehispánicas de sus instalaciones ya que dentro de mi colaboración en el evento el propietario de Mudanzas Boquete me conoció y sabía que yo llevé a coleccionistas para participar en la actividad.
De inmediato procedí a coordinar con los propietarios de las piezas y con una compañía especializada en Múnich que se hiciera cargo del traslado. Fue así como las compañías de Mudanzas Boquete de Galicia y Schenker AG de Múnich asumieron la responsabilidad en el contrato de transporte en la ruta Galicia- Múnich.
Compañías responsables
Aquí el asunto es simple: las compañías tenían la responsabilidad de cumplir con los requisitos de la Unión Europea.
Yo estaba en Múnich y no tenía por qué verificar la documentación ya que dichas compañías fueron contratadas para brindar el servicio en forma eficiente y en apego a la normativa y protocolo que se sigue en Europa para estas contrataciones.
Nunca fui comunicado por parte de ninguna de las dos compañías de que existiera algún inconveniente para proceder al traslado.
El estudio que sobre estas piezas prehispánicas se lleva en España “no corresponde a ningún contrabando de bienes arqueológicos”, como su periódico lo asegura.
Nunca he sido notificado por ninguna autoridad judicial española que se me siga una causa por contrabando. España ha informado de que el traslado de esas piezas debió contar con un permiso del Ministerio de Cultura y ese es el problema.
No obstante, como lo he demostrado oportunamente, los requisitos necesarios para regresar esas piezas a Múnich estuvo bajo la responsabilidad de las Companías de Transporte y Mudanzas.
Finalmente, donde se indica que la cónsul de Costa Rica en México, señora María Amelia Hidalgo, ha procurado comunicarse con la Procuraduría porque su labor principal es documentar el caso y prestar la correspondiente asistencia consular que la ley obliga a los funcionarios de la Cancillería costarricense y velar por el debido respeto a los derechos como nacional de Costa Rica: permítame decirle que esta senora Cónsul manifestó a mis abogados que ella no iba al recinto migratorio porque el lugar era peligroso. No sé a cuál ayuda recibida se refiere el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica.
Más bien, ha dañado mi imagen, dando datos inexactos y refiriéndose al fondo de los estudios previos que lleva la Procuraduría de México, acto que no es de su competencia y contradice la legislación costarricense vigente y convenios internacionales.
En cuanto a los reclamos de Costa Rica y a los estudios realizados por la Fiscalía costarricense, tengo un sobreseimiento definitivo dictado por el juez penal del Primer Circuito Judicial de San José, donde consta que no existieron pruebas en mi contra.
Probé con documento idóneo que no soy el propietario de esas piezas exhibidas de Costa Rica en Galicia en el año 1997, y menos que el suscrito las hubiese sacado de Costa Rica, como dijo La Nación en su momento.
Este criterio también fue esbozado en una sentencia amplia y explícita a mi favor, emitida por el Tribunal Superior del estado de Bavaria, Alemania, donde las gestiones de Costa Rica en mi contra por recuperar piezas precolombinas no surtieron efecto alguno.