En respuesta al editorial intitulado “Prioridades de la Policía de Tránsito”, publicado el pasado 26 de agosto, la Dirección General de este cuerpo policial aclara a la ciudadanía que, en cumplimiento de lo establecido en la ley de tránsito, se confeccionaron, entre enero y julio del 2015, 136.566 boletas a conductores que violaron la ley y expusieron no solo su vida sino también la de los demás.
Del total de sanciones, 5.385 fueron para conductores que irresponsablemente modificaron sus vehículos para incrementar potencia, ruido y otras alteraciones “de moda”, tras obtener la revisión técnica.
Es importante aclarar en este sentido que, como resultado de los 9.088 controles policiales llevados a cabo por la Dirección General de Tránsito, se confeccionaron 4.174 boletas por exceso de velocidad. Destaco en este grupo, la sanción a 98 conductores que circulaban a velocidades superiores a los 120 kilómetros por hora.
Otras 962 infracciones fueron el resultado de operativos policiales enfocados en las competencias callejeras denominadas “piques”, en las cuales fueron detenidos 150 vehículos y a 202 se les retiraron las placas.
Las autoridades de Tránsito, además, sancionaron a 8.352 conductores que dejaron sus vehículos mal estacionados; confeccionaron 4.260 partes por servicio ilegal de transporte público y remitieron por ebriedad al Ministerio Público a 1.156 conductores.
Asimismo, atendieron en los primeros siete meses del año 48.670 accidentes, es decir un promedio de 10 por hora.
Analizadas estas cifras, divulgadas por el propio MOPT en los medios masivos de información, es preocupante que se afirme que la Policía de Tránsito carece de prioridades o se hace la “vista gorda” y que se viola la Ley “a vista y paciencia de los encargados de mantener el orden”.
Es evidente que, pese a los grandes esfuerzos realizados por distintas administraciones, subyace una débil cultura vial que demuestra la perdida de temor y respeto a una ley de tránsito, que si bien contempla sanciones más drásticas, es irrespetada de manera constante por conductores y peatones. Y ni qué hablar de la falta de respeto a la figura del oficial de tránsito.
Algunos sectores insisten en que es la presencia de mayor cantidad de oficiales lo que determinará el cambio de actitud y comportamiento, hasta ahora irresponsable.
Creemos que es más bien en el respeto consciente a principios básicos de seguridad vial y al valor de la vida humana donde reside la respuesta que, como sociedad ,estamos obligados a dar, y no pretender que únicamente el Estado sea el responsable de resolver un problema que tiende a agravarse .
Mario Calderón Cornejo es director de la Policía de Tránsito.