Hace unos días cumplí un viejo anhelo de visitar la zona de Talamanca, deseo postergado por muchos años, pero llegó la oportunidad de conocer y sentir la región, dar seguimiento a las redes de cuido y visitar a don Adán, paciente geriátrico, referido por el Dr. Rojas, médico emprendedor, con 18 años de ejercer en esa región.
Este paciente, de 76 años de edad, presentó una dolencia que lo discapacitó abruptamente, fue visto a nivel local y, de allí, referido al hospital general. En ambos centros lo desahuciaron, y, gracias a su vecino, se puso en contacto con el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, donde fue hospitalizado para realizar estudios, tratamiento respectivo y una rehabilitación integral. Permaneció por espacio de un mes y, posteriormente, fue egresado a su domicilio, con capacidad de autonomía e independiente.
Sorprendido y alegre. Tuve la oportunidad de visitarlo en su modesta casa en Bribri. Me recibió muy sorprendido y alegre, y yo más, al verlo deambulando con la ayuda de un bordón hechizo. Me llamó la atención que en uno de los aposentos había un ataúd, hecho a la medida, como se acostumbra allí. Le pregunté al respecto y me respondió que, como había sido desahuciado, había ordenado un ataúd confeccionado a la medida y a su gusto. Inclusive, solicitó cinco centímetros más de altura, pues estimó que podría estar incómodo. ¡Se pueden imaginar semejante previsión!
Me confesó que no había seguido las recomendaciones médicas de no hacer esfuerzo, pues ya había ido dos veces en bicicleta al centro de la localidad, a cinco kilómetros de su casa, trasladándose por una trocha, o sea, realizó, aproximadamente, un recorrido de ida y vuelta de 20 kilómetros. Recientemente me ha enviado nuevas fotografías en las que muestra sus acrobacias ciclísticas. ¡Imagínense… y había sido desahuciado!
¿Cuántas personas adultas mayores han pasado por experiencias similares, pero sin recibir una evaluación geriátrica completa y sin una atención integral?
No hay duda de que, a pesar de los grandes esfuerzos que se han hecho por revertir estas situaciones, aún nos queda por delante una tarea monumental.
Finalmente, le recomendé que le diera el ataúd a alguien, ya que él no lo necesitaría, dada su recuperación y actividad física envidiable, que lo hacía un candidato poco viable para pasar a mejor vida.
Resultados positivos. Este paciente ha sido una persona muy agradecida y la Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de la Persona Adulta Mayor lo está apoyando.
En estos casos se evidencian los resultados positivos de este esfuerzo nacional, en el que convergen todas las fuerzas vivas de la comunidad con el sistema de salud, dando frutos inigualables para que las personas adultas mayores reciban merecidamente el apoyo social y la atención especializada, de acuerdo con sus necesidades.
Dios ha de querer que cada vez más costarricenses conozcan y colaboren con entusiasmo, como lo hacen la mayoría de voluntarios en las comunidades de nuestro país, apoyando y ayudando a superar situaciones como la de don Adán en beneficio del creciente número de personas adultas mayores de Costa Rica.
A lo largo y ancho de nuestro país hay casos difíciles de personas adultas mayores con desventaja social, que requieren la solidaridad de todos.
Ayudemos.