Me imagino, que todo el intercambio de secretos empezó cuando el genio Alan Turing inventó la primera computadora, para ayudar a descifrar señales y código secretos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. De la famosa red de espionaje en Bletchley Park, la vigilancia secreta creció hasta formarse en el gigantesco Cuartel General de Comunicaciones.
Ahora toda la comunicación cibernética dirigida a Europa, pasa por las computadoras del espionaje inglés. También Nueva Zelanda, Australia y Canadá participan de la misma forma, de acuerdo con su localización en su zona mundial. Muchos países tienen sus propios programas de espionaje electrónico.
Los Estados Unidos está en la cabecera y debemos estar conscientes de que cualquier carta o información que se mande por correo electrónico, redes sociales o cualquier otro medio de comunicación actual, va a ser examinada por potentes computadoras que buscan información secreta sobre actos criminales, políticos o económicos. Se estima que diariamente se envían 300 billones de correos alrededor del mundo. Millones de mensajes, clandestinos, privados, públicos, y hasta los más triviales, son analizadas en estos ordenadores buscando detalles o información de posibles irregularidades o peligros.
Edward Snowden, el informante de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, declaró: “Nosotros penetramos a cualquiera, en cualquier lugar.” Otro exjefe de la NSA también afirmó: “Viajamos a donde está la información almacenada y la extraemos de las redes de nuestros adversarios. Somos los mejores”.
Aunque ha habido un escándalo mundial con todo este affaire , la verdad es que todos los países avanzados callan porque también reciben información secreta. Se ha vuelto tan necesario mantener esta correntada de información, qué España, Portugal, y Francia bloquearon “por error” el paso del nuevo jet de Evo Morales.
Estimaron qué era más fácil pedir disculpas después por un tema de alcance internacional, que supuestamente, dejar pasar a Snowden a algún refugio extraterritorial.
Rusia con los terroristas chechenos musulmanes ha sufrido al igual que Norteamérica. Los dos enemigos de ayer, hoy cooperan entre sí, intercambiando informaciones secretas y esto es posiblemente lo qué hoy en día más tienen en común. Al igual que todos los países europeos, los demás países del mundo necesitan información especializada y la van a seguir buscando a como dé lugar.
La seguridad colectiva. Por esta razón, la vigilancia va a continuar. La seguridad colectiva tiene un precio que se descuenta a costa de la seguridad privada. Es muy difícil volver al pasado. La caja de Pandora ha sido abierta y no volverá a cerrarse porque es parte del mundo interconectado actual. Aunque los gobiernos lo nieguen, nos seguirán vigilando. La plataforma está hecha.