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El café o el bus

¡Y uno lloriqueando hoy porque, en tanto que pianista clásico, no puede vivir como Rockefeller!

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La disyuntiva era muy simple: el bus de San José a Heredia costaba una peseta (veinticinco céntimos). Si se los gastaba en un café, tenía que caminar hasta Heredia (dieciocho kilómetros). Y las ganas del café a veces eran irreprimibles. Entonces era la caminata, frecuentemente bajo la lluvia.








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