En una reciente presentación a un grupo de periodistas y asesores legislativos, don Eduardo Ulibarri, representante de Costa Rica ante la ONU, planteó un fenómeno interesante sobre la forma tan discrepante en que se percibe la situación del país según la perspectiva desde donde se mire. Por un lado, define lo que él ha denominado una imagen coyuntural esencialmente negativa y, por el otro, una imagen estructural esencialmente positiva. Considero importante reflexionar sobre las consideraciones que expuso y por eso comparto un breve resumen de su presentación, la cual se puede ver completa en la dirección http://www.academiaca.or.cr
Con una aclaración sobre la posible simplificación de dichas imágenes, describe la primera como la de “un país desordenado, poco seguro, rezagado, dormido en sus laureles, crecientemente desigual y decrecientemente solidario, con líderes políticos tolerantes de la corrupción y desvinculados de los intereses de la población, con una estructura institucional entrabada, un gobierno que no logra enfrentar con eficacia los retos del país y una ciudadanía poco interesada en lo público”.
Describe la segunda imagen como la de “un país de ingreso medio, pacífico, desarmado, respetuoso de los derechos humanos, ejemplo de estabilidad en una zona geográfica convulsa, líder en desarrollo sostenible y políticas ambientales, comprometido con la libre expresión, el sistema de derecho y el sistema multilateral, que impulsa políticas económicas y sociales razonablemente responsables y orientadas al bienestar de los ciudadanos, y que se comporta como un ciudadano global responsable y desarrolla una política exterior consecuente con sus valores internos”.
La imagen coyuntural esencialmente negativa, afirma don Eduardo, se encuentra en sectores amplios de la población y sobretodo en los que participan en la discusión pública y en los medios de comunicación, redes sociales e instancias semejantes. Se trata de una imagen que se ha convertido en el marco de referencia en que los líderes políticos, sociales y de opinión enmarcan el debate público.
Don Eduardo no duda en calificar a este debate público como simplista, virulento y tremendista, aun cuando tenga elementos reales que lo respalden. La imagen estructural esencialmente positiva, por su parte, es la que prevalece en diversos sectores fuera de Costa Rica que se interesan en asuntos internacionales. Es una imagen enraizada en la historia y basada en una marca-país sólida. Además, señala que en la imagen coyuntural esencialmente negativa también se da una bifurcación entre la percepción sobre la situación personal y la percepción sobre lo público. Específicamente, los habitantes tienden a percibir que su situación individual es mejor que la del país.
En sus reflexiones sobre este fenómeno de imágenes tan discrepantes, don Eduardo plantea que existen realidades que respaldan ambas percepciones y ofrece una amplia gama de ejemplos y datos para sustentarlo sobre los cuales no voy a referirme. Son realidades que en muchos casos están respaldadas por estudios o informes de organizaciones internacionales. Una de las reflexiones más interesantes planteadas en su presentación fue el por qué cree que se da esa discrepancia perceptiva. En particular, las percepciones más negativas se dan en lo que él denomina la distancia media, es decir, aquellas percepciones del país o de lo público que están mediadas por diferentes sectores (medios de comunicación, redes sociales, líderes, por ejemplo). En contraste, las percepciones positivas se dan en la distancia larga que es la que se ve desde el resto del mundo y es, por lo tanto, una imagen general y de grandes tendencias. Las percepciones sobre la situación individual (que tampoco son tan negativas como las del país) se dan en la distancia corta, son directas y no están mediadas por nadie.
Uno de los diversos temas discutidos en la presentación sobre el por qué de las diferencias en las percepciones es que los habitantes del país tendemos a fijarnos no solamente en los resultados como lo hace el resto del mundo, sino que también nos fijamos mucho en los procesos, especialmente los procesos de toma de decisiones que, en efecto, no son tan fáciles en nuestro país. Además, los procesos generan más noticias que los resultados y por eso se da esa especie de recurrencia de lo negativo y un gran desgaste en cuanto a las percepciones del sistema político. Claro está, también influye el hecho de que la percepción interna siempre es más emotiva e intensa mientras que la percepción externa es más fría y distanciada.
Finalmente, se preguntó: ¿Cuál es la imagen más real? Su respuesta fue: “ninguna y las dos” ya que, en efecto, hay realidades que sustentan ambas percepciones pero ninguna es cierta exclusivamente. El verdadero desafío, dice, es lograr un mejor marco de referencia del debate público ya que se comete un error sea que se use solamente la imagen coyuntural esencialmente negativa o la imagen estructural esencialmente positiva.
Al final, don Eduardo ofreció una serie de recomendaciones para enmarcar el debate que considero importante tomar en cuenta: (a) tener una visión más equilibrada y más asentada en la realidad de los hechos y no solo de las percepciones; (b) tener un sentido del conjunto y del contexto; (c) cotejar las opiniones de los protagonistas con los hechos; (d) desarrollar mejor olfato para percibir los logros y no tener ningún temor en divulgarlos; y (e) entender mejor la realidad y tener una visión más amplia.