De bancos y pulperías

Banca nacional exprime a la clase media con tasas de interés establecidas por mercado

EscucharEscuchar

Un día de estos, como casi siempre, compré una “piña de pan” en la pulpería de la esquina que abre antes de las 6 a. m., como casi todas las pulperías que aún sobreviven a la invasión de los supermercados transnacionales. Era la ola brava de la mañana, cuando toda la gente que entra a trabajar a las 8 a. m. de pronto cae en la cuenta de que hace falta un par de huevos, la máquina de afeitar o un confite para más tarde. En ese momento la pulpería del barrio es una salvada por: cercana (a cuatro zancadas de la casa), informal (vamos hasta en pijama), práctica (podés conseguir pequeñas cantidades), oportuna (con atención personalizada en un horario de 6 a. m. a 9 p. m.), barata (más de lo que se cree) y tan amistosa en algunos casos, que brinda crédito sin garantía a los vecinos que se declaran en estado de emergencia. Pero hasta ahí. Luego de la urgencia, la “pul” vuelve a ser un vestigio de otros tiempos en los que las relaciones “cara a cara” eran lo normal y el crédito se obtenía dejando como garantía un pelo del bigote.








En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.