En fecha 25/05/09, en un artículo que me publicó La Nación titulado: “¿Un banco para los pobres?”, propuse crear un banco que efectivamente sirva a los pobres, al estilo del Grameen Bank, fundado por Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz 2006. Poco después me enteré de una pequeña filial de Grameen, que estaba funcionando, autorizada por el Gobierno, en la provincia de Limón, y me facilitaron cifras de la gestión que estaban llevando a cabo, restringida a la zona.
Por los datos que recibí, constaté que están dando préstamos de un promedio de $200, exclusivamente a mujeres de los alrededores, para actividades muy modestas, a juzgar por las cifras, similares a los que otorga Grameen Bank.
Decidí escribirle al Sr. Yunus, solicitándole su apoyo y poco después recibí su amable respuesta, en la que curiosamente no me comentó nada de su filial aquí, sino que me animó a seguir adelante, diciéndome que había 2 maneras de ayudar con financiamiento a los pobres, una creando una nueva organización como él lo hizo, y la otra convenciendo a los banqueros para que lo hicieran (cosa que él no logró pese a sus intentos), pero que ahora, ya famoso, lo está logrando en varios países, entre ellos México y Colombia.
La banca de desarrollo y las microempresas. Aunque en términos generales la opinión sobre la banca de desarrollo es positiva, se escuchan comentarios adversos sobre la misma, por parte de personas emprendedoras humildes, que han intentado conseguir, sin éxito, financiamiento por medio de ella. “Exigen demasiados requisitos, que quizás los puedan cumplir empresas de más tamaño, o personas con conocimientos y recursos para atender todo lo que les piden”.
Inquieto por esta realidad, asistí hace poco a una conferencia sobre banca de desarrollo, promovida por el Banco Nacional y la UNA, con la intención de aclarar dudas, sobre la manera como está funcionando después de más de 1 año de su inicio.
Allí, al escuchar al primer conferencista del banco, explicando detalladamente los requisitos, me di cuenta de que en efecto son complicados para un pequeño emprendedor; sin embargo me satisfizo conocer la existencia del “Finade”, un sistema de garantías fiduciarias creado por el estado, en apoyo a la banca de desarrollo, mediante el cual el emprendedor que no tiene garantías reales, ni de otro tipo que ofrecer, puede recurrir a él para satisfacer las exigencias de garantías, que la ley requiere de los bancos.
El “Finade”, sin embargo, solo cubre a los bancos del Estado. Pregunté qué les pedía el “Finade” para otorgarles la tan deseada garantía, y los requisitos son los mismos que les pide el banco, es decir: un estudio de mercado, un proyecto de la actividad que se propone realizar, un plan de inversiones, estados financieros actuales, proyección de flujo de caja, además de otros normales, como documento de formación de la empresa, patente municipal, permisos sanitario- ambientales, referencias, etc.
Debo confesar que ahora tengo una mejor impresión de la banca de desarrollo, y sé que al menos el Banco Nacional está haciendo un buen esfuerzo, mejorable por supuesto, pero creo que su perfil está orientado más que todo a pequeñas y medianas empresas, mas no a microempresas.
Perfil de un banco para todos . En cuanto a la filial de Grameen Bank que opera en Siquirres, observo que apunta demasiado bajo, a mujeres en pobreza extrema, y sus préstamos son demasiado pequeños, (¢100.000 en promedio).
Hay un espacio poco cubierto, que urge atender, de microempresarios, con necesidades de crédito un poco mayores, pero que siguen siendo pequeñas, del rango de ¢500.000, a 2 millones, y es allí donde propongo la creación de una empresa social, sin fines de lucro, con varios de los rasgos propios de Grameen Bank, de los que cito algunos: persona jurídica privada, con aportes de ONG y empresarios particulares, apoyo gubernamental, marco legal especifico, riesgo crediticio basado en solidaridad de pequeños grupos, servir a mujeres microempresarias, trato sencillo, amigable, y sobre todo rápido, mínimo papeleo, cada cliente es también accionista.
Adicionalmente tendría otras características diferenciadas, como: atender montos un poco mayores a los de Grameen, aunque menores de los de la banca de desarrollo, otorgar préstamos con y sin garantías (los de Grameen son todos sin garantías). En el primer caso, poder contar con la garantía del Finade. Tendría una filial que brindaría asesoramiento económico y legal a los solicitantes, además de apoyo en el proceso, con un costo bajo y pago solidario de grupos.
Un nuevo llamado. Una vez más hago un llamado a profesionales y empresarios con responsabilidad social, para sumar voluntades, y crear un banco para todos, empresa social, eficiente y rentable, pero sin fines de lucro, como lo es Grameen Bank, al servicio principalmente, de decenas de mujeres pobres emprendedoras que hay en este país, deseosas de progresar para bien de sus hijos, pero que no han logrado financiamiento para sus proyectos, o ampliaciones de sus microempresas, porque los instrumentos que les ofrecen no están a su alcance, o sencillamente no saben cómo hacerlo, por su relativa complejidad. ¡Pongámonos a su servicio!