En Costa Rica, durante las últimas décadas, se ha estigmatizado el uso de la madera. El grueso de la población considera que usar madera, cartón, papel y otros productos derivados de la corta de árboles es malo para el ambiente, debido justamente a que se deben cortar árboles para obtenerlos.
Es importante cambiar esta visión sesgada si realmente queremos proteger el ambiente. Es cierto que talar bosque indiscriminadamente es muy dañino para el ambiente. Sin embargo, cuando la producción de árboles se hace mediante bosques bien manejados y plantaciones forestales, se la puede considerar como un cultivo igual a cualquier otro: fuera de terrenos boscosos, los árboles se siembran, se manejan y se cosechan igual que la piña, las papas o el café.
De hecho, según la Oficina Nacional Forestal, el 73,7% de la madera procesada en el año 2011 en nuestro país provino de plantaciones forestales, una fuente sostenible que no se va a acabar mientras sigamos plantando árboles.
Lo anterior evidencia la primera gran diferencia ecológica entre la madera y otros materiales que se usan, por ejemplo, en la construcción: la madera, por ser orgánica, es potencialmente inagotable (producción sostenible), mientras que los materiales extraídos de minas, como metales, piedras y arenas, son recursos finitos (producción insostenible).
Una de las diferencias entre una materia prima sostenible y una insostenible es que la extracción de esta última requiere cada vez de más inversión de recursos y energía porque esos recursos son cada vez más difíciles de extraer, lo que conduce a una mayor contaminación ambiental, principalmente por emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) causantes del cambio climático.
Estas actividades, además, generan otros graves impactos al ambiente: enormes volúmenes de desecho, contaminación y consumo excesivo de agua y un marcado incremento del índice de partículas de polvo en el aire.
El Ing. Juan Tuk, en su libro Maderas, diseño y construcción , comenta que el sector construcción consume más del 40% de la energía mundial, por lo cual es de vital importancia para el ambiente sustituir materiales insostenibles por madera.
Investigaciones de alcance mundial demuestran que gracias al ahorro de energía generado al sustituir un metro cúbico de acero por uno de madera se evita la emisión al ambiente de hasta 530 kg de CO2 y hasta 1062 kg si se sustituye concreto por madera. Al reemplazar 1m3 de ladrillo rojo por el mismo volumen de madera, se evita la emisión de al menos 4000 kg de CO2. Aunque las cifras exactas pueden variar ligeramente entre diferentes investigaciones, se hace evidente que el efecto positivo en el ambiente sería elevado si la raza humana retornara a los árboles, esta vez como fuente de materia prima tanto para bienes inmuebles como de mobiliario.
Pero al utilizar madera no solo se ahorran emisiones de GEI, sino que ese material es en sí mismo un depósito de CO2: el árbol se alimenta y crece gracias al CO2, atrapándolo en su madera, por lo que el gas se mantiene fuera de la atmósfera mientras dure la vida útil del producto creado. Al llegar al fin la vida útil del producto, los residuos de madera son de fácil manejo, a diferencia de cementos y concretos que pueden permanecer por siglos ensuciando nuestro planeta.
No queda duda del gran beneficio ambiental que tiene usar madera en reemplazo de otros materiales. Si todos comenzamos a utilizarla, nuestro planeta y todos sus habitantes nos lo agradecerán.