La recolección de impuestos siempre ha sido una función fácilmente relacionable con prácticas antiéticas y no existe país en el mundo que se escape de los riesgos latentes o de las acciones ligadas a la corrupción en este campo.
En los servicios de aduanas, el riesgo se multiplica, tanto por la alta exposición a la que por lo general los funcionarios se encuentran sometidos, como por el incremento constante en los flujos de comercio internacional.
Consciente de esta realidad, la Organización Mundial de Aduanas (OMA) dictó una serie de pautas para ayudar a los países a reducir los actos de corrupción e incrementar los niveles de integridad.
La OMA define la ética como “una serie de actitudes positivas que favorecen un comportamiento y prácticas de trabajo honestas y justas”.
Ahora bien, ¿qué deben hacer las administraciones aduaneras para fomentar las actitudes positivas y las prácticas de trabajo justas y honestas?
Veamos, en el año 1993 en Arusha, Tanzania, el Consejo de Cooperación Aduanera emitió una declaración orientada a mejorar la integridad en aduanas. La propuesta fue actualizada por la OMA en el 2003.
La declaración establece un decálogo que se comentará a continuación:
1) Liderazgo y compromiso de los mandos altos y medios de las aduanas.
2) Marco regulatorio adecuado que permita la simplificación y armonización de procedimientos e impida el incremento injustificado de costos.
3) Transparencia que permita a todos los usuarios la certeza de las normas que les serán aplicadas. Deben incluirse también aquí estándares de desempeño que informen sobre el nivel de servicio que los clientes pueden esperar de la aduana.
4) La automatización juega un papel muy relevante, pues, un sistema automatizado eficiente elimina en un alto grado las oportunidades de corrupción, permiten un mejor monitoreo de los registros y disminuye la discrecionalidad de los funcionarios.
5) La actualización constante reduce el uso de prácticas obsoletas, pues estas son terreno fértil para que se produzcan retrasos en los trámites y oportunidad para que surjan pagos con el fin de obtener prioridad.
6) La realización de auditorías e investigaciones es fundamental. Ello previene y reprime la corrupción, estas deben realizarse de manera técnica y conducir a acciones represivas debidamente sustentadas.
7) La existencia de un código de conducta que señale de manera clara la actitud que se espera manifieste un funcionario aduanero es otro elemento fundamental. Este código debe ser un instrumento especializado, publicado y aceptado por todas las personas que conforman el servicio de aduanas. Debe establecerse, además, los tipos de faltas y las sanciones que correspondan a cada una de ellas.
8) La gestión de recursos humanos debe abarcar los siguientes aspectos: salario y condiciones de trabajo que garanticen una vida decente; reclutar y retener personal con altos valores éticos; eliminar las influencias y el favoritismo en la selección y promoción del personal; realizar rotaciones que tomen en cuenta los riesgos a los que se encuentran expuestos los funcionarios al ocupar posiciones vulnerables por largos periodos; brindar capacitación adecuada que promueva el desarrollo de la ética durante toda la carrera y, finalmente, emplear sistemas de evaluación del desempeño que promuevan altos niveles de ética.
9) La moral y el ambiente organizacional juegan un papel importante. Cuando la moral es alta y hay orgullo de pertenencia, es menos probable que se presenten acciones de corrupción. Para esto es indispensable la existencia de una gestión en la que prevalezca la empatía justa, transparente que permita desarrollo y carrera administrativa.
10) La relación con el sector privado debe ser abierta, transparente y productiva. Es necesario motivar a los usuarios a sentirse también responsables. Ellos también pueden aportar muchas ideas para lograr soluciones prácticas.
Expuesto lo anterior, queda claro que procurar mayor integridad en aduanas no es simple.
Es necesario trabajar, de manera conjunta, en los diez aspectos señalados. Las aduanas en todo el mundo son aparatos complejos que operan en entornos matizados por muchos intereses.
Las mejores prácticas sobre integridad en aduanas están definidas. Aplicarlas en su totalidad es una decisión sabia. No es tema para administrar intuitivamente.
Rafael Bonilla Vindas fue director general de Aduanas.