La estatua del padre Eladio Sancho Cambronero, erigida al costado norte de la catedral de San Carlos, mide dos metros, unos centímetros menos que la altura real de este sacerdote que el pasado 4 de enero llegó a los 100 años de edad.
Está elaborada en bronce y se debió a un esfuerzo conjunto de vecinos, empresas, cooperativas y la municipalidad de ese cantón, al que el padre Sancho dedicó más de seis décadas de su vida.
Este sacerdote visionario nació en la localidad de Buenos Aires, en Palmares, el 4 de enero de 1914. Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Seminario y, respondiendo al llamado de su vocación sacerdotal, ingresó al Seminario Mayor. Fue ordenado en noviembre de 1938 por Monseñor Víctor Manuel Sanabria, el entonces obispo de Alajuela.
Con el fin de formar un grupo de sacerdotes con visión social, monseñor Sanabria envió al joven Sancho a estudiar, primero, Economía en Estados Unidos; y, luego, Cooperativismo, en Canadá. A su regreso, y tras algunos años, el padre Sancho se trasladó a Ciudad Quesada para remplazar durante tres meses al sacerdote de la localidad, quien se encontraba enfermo. Esos tres meses se extendieron a 60 años.
Misión cumplida. Desde 1950, el padre Sancho hizo de San Carlos su hogar e impulsó la creación de obras de gran importancia para el cantón. El inicio lo marcó la la construcción de la iglesia, en 1952. Convencido de que el templo tenía que ser un “monumento a la cooperación”, logró entusiasmar e involucrar a organizaciones y vecinos, quienes no solo donaron la mayor parte de los materiales, sino que también participaron directamente en su construcción.
Por ello, el padre Sancho define la edificación de este templo como su logro más preciado: “Cuando oficiamos la primera misa, el 12 de diciembre de 1979, ha sido uno de los días más grandes de mi vida. Estaba tan contento porque la misión que me había encomendado monseñor Juan Vicente Solís (obispo de Alajuela) estaba cumplida”.
Además de la catedral de San Carlos, el padre Sancho participó en la creación del Colegio María Inmaculada, el Colegio Agropecuario de San Carlos (el primero en el país) y la Escuela Técnica Agrícola e Industrial. También fundó Radio Santa Clara, apoyó la creación de varias cooperativas y estableció la Posada de Belén, un programa de la iglesia católica para la atención de las madres adolescentes. “Cuando tomé la decisión de quedarme en San Carlos, me dediqué enteramente a la labor de la Iglesia, en especial al tema educativo, que es muy importante para mí”.
El padre Sancho reside en la actualidad en Ciudad Quesada, donde recibió varios homenajes con motivo de haber alcanzado los 100 años de edad. Uno de ellos fue la develación de su estatua, al costado norte de la catedral, actividad a la cual él asistió y brindó palabras de agradecimiento a los presentes.
Cada vez que se le pregunta si se siente satisfecho con sus múltiples logros, el padre Sancho no lo piensa dos veces y responde siempre con la misma vehemencia. “¿Satisfecho? No: ¡estoy feliz, totalmente feliz! Yo vine a San Carlos con una misión y logré cumplirla”.