Más allá de la debilidad técnica del Estado para planificar, construir y supervisar el desarrollo de los proyectos del país; de la carencia de personal experto que elabore y negocie contratos de concesión ventajosos para el interés público, de la existencia de leyes que entraban los procesos de licitación y de los abusos detectados en proyectos como la trocha fronteriza, la pista a Caldera y la carretera San José–San Ramón y un largo etcétera; es preciso que el Estado establezca un esquema de trabajo mediante la administración de proyectos.
Para desarrollar obras públicas y en general proyectos y mantener un buen control sobre su ejecución, es fundamental fortalecer la capacidad de administración y ejecución. Este esquema de trabajo incluye varias áreas; podemos citar las siguientes:
Alcance. La ejecución de obras por las instituciones del Estado, o la contratación de empresas para que las realicen, es un medio para contar con la infraestructura vital para el desarrollo del país. Sin embargo, es necesario contar de forma urgente con una mayor capacidad técnica para definir el alcance de estas obras, es decir, definir qué, cómo y cuándo se quieren las obras, así como para fiscalizar y evaluar la gestión, lo que se llama control de cambios.
Formulación y evaluación de proyectos. Se debe efectuar un riguroso análisis de alternativas de solución, desde la realización de obras directamente por el Estado, mediante contratación, por etapas, con financiamiento de entidades financieras nacionales o internacionales, hasta la posibilidad de concesiones. Luego, para definir las tarifas ya sean de peajes o de alquiler de las obras, es necesario un análisis costo-beneficio riguroso y transparente. Además, hay que tomar en cuenta criterios sociales, ambientales y de competitividad para el país. El Gobierno debería hacer un análisis profundo de qué proyectos generan mayor rentabilidad, sobre todo desde el punto de vista social.
Gestión de los involucrados. En todos los proyectos es necesario el diálogo, la participación constructiva de los ciudadanos para la búsqueda de las mejores soluciones y su fiscalización. El reciente logro obtenido por los ciudadanos de Occidente en contra de la concesión de la carretera es un ejemplo de una ciudadanía activa.
Recursos humanos. Recientemente Francisco Chacón se convirtió en el duodécimo ministro en renunciar. En lo que va de este gobierno ya son muchos los caídos. Esta larga lista constituye otro de los récords de la administración Chinchilla y va ser bastante difícil que otro lo supere. Esta es una clara señal de que quizá no se han seguido las mejores prácticas en cuanto a la selección de personal. Este proceso es fundamental para el éxito de todo proyecto, pues así da inicio la formación del equipo de trabajo y de una buena selección va a depender en grado sumo el éxito de los proyectos.
Gestión de las comunicaciones. La comunicación del Gobierno con los medios de prensa y, consecuentemente, con el pueblo, resulta vital para el éxito de cualquier administración. El área de la comunicación ha sido una de las pocas en la cual la mandataria ha reconocido errores. Al Gobierno le hace falta un verdadero plan de gestión de las comunicaciones pero, sobre todo, poner gente de peso, con experiencia, en esta importante función.