Más de 1000 músicos provenientes de 47 países, que han presentado alrededor de 700 conciertos en los más bellos escenarios naturales de Costa Rica, es el saldo a favor de 20 años del Festival de Música Credomatic. Del mismo modo, al cumplirse dos décadas, algo más de 200 intérpretes costarricenses, en su mayoría jóvenes talentos, habrán compartido escenarios y enseñanzas con los distinguidos invitados internacionales, viajando con ellos y ofreciendo conciertos por todo el país.
El origen del festival se remonta a 1991, cuando con motivo de la conmemoración del año Mozart en todo el mundo, algunos músicos costarricenses, que regresábamos de estudiar en Europa, le solicitamos audiencia a don Luis Manuel Chacón, entonces Ministro de Turismo. La propuesta, simple aunque novedosa en Costa Rica, consistía en organizar un festival internacional de música, inspirado en los europeos. Sin embargo, en lugar de castillos medievales o ruinas romanas como fondo, la actividad se llevaría a cabo inmersa en el inigualable encanto natural de nuestro país. La respuesta fue tan inspiradora como visionaria: “Eso es lo que se necesita; Costa Rica debe diferenciarse mostrando una cara más culta al mundo”.
Desde los primeros años, entre las empresas que comprendieron la trascendencia de la idea, se destacó Credomatic. Don José Ignacio Cordero, honor a quien lo merece, ha sabido orientar su organización líder, en la senda de la responsabilidad social, otorgándoles, a sus clientes y a todo el país, el beneficio incalculable de los valores artísticos y espirituales.
Debemos agradecer también a muchísimas otras firmas, instituciones y personas, que durante todo este tiempo han enriquecido el Festival, y destacar el impulso brindado por los medios de comunicación. Todos ellos, han hecho posible que el Festival de Música Credomatic haya llegado a decenas de miles de costarricenses, que con sus aplausos generosos han contribuido también al éxito del evento.
Tras dos decenios de labor ininterrumpida, Costa Rica puede hoy vanagloriarse de tener un festival único en el mundo, donde artistas de alto nivel se presentan todos los años, no solo en el espléndido marco arquitectónico del Teatro Nacional, sino también rodeados de selva tropical o bosque nuboso, frente a un volcán en erupción, al lado de una prístina playa de arena blanca y en muchos otros escenarios naturales de indescriptible belleza.