La vocación de servicio que mueve a cientos de funcionarios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), a lo largo y ancho del territorio nacional, a efectuar grandes sacrificios para prodigar salud a su prójimo, en la emergencia causada por la tormenta Nate, ha estado a su máxima expresión.
La solidaridad del personal de la CCSS se ha manifestado de múltiples formas para con sus compañeros de trabajo que han vivido en carne propia los embates de la naturaleza, así como para llevar atención a las personas que, tras la emergencia, han tenido quebrantos de salud.
Son cientos los servidores institucionales quienes, en diferentes puntos de nuestra geografía nacional, no han escatimado fuerzas, ni recursos para atender y mantener la continuidad de los servicios institucionales, sin tomar en cuenta ni día, ni hora, ni jornada laboral.
Solidaridad. Esa manifestación de solidaridad la hemos visto en el personal de diferentes regiones que ha estado dispuesto, siempre al frente, para dar atención a miles de personas que aún se mantienen en albergues, para garantizar insumos médicos y no médicos, distribuir y organizar la atención, ofrecer consejería sobre cómo se debe actuar en una emergencia, acompañar a pacientes, buscar productos de primera necesidad…
Los ejemplos sobran y no me alcanzarían las páginas para reseñarlos. He sido testigo de las preocupaciones y angustias por esa mujer que llegó embarazada y no había camino para enviarla al hospital o por aquel paciente que llegó con problemas cardíacos y el vuelo aéreo no se podía efectuar hasta la mañana siguiente.
Los trabajadores de la CCSS están haciendo largas caminatas para llegar al trabajo o para ir a socorrer a una comunidad aislada que requiere su atención, sin distingo de profesión o puesto.
El equipo del área de salud de Acosta, por ejemplo, se quedó en su sede la noche del viernes 5 de octubre acompañando a seis pacientes oxígenodependientes, quienes tuvieron que pernoctar en el área de salud porque no tenían adonde ir; el personal no lo pensó dos veces, y sin reparo de ninguna naturaleza, se quedó allí con ellos, haciéndoles compañía y cuidándolos.
Y como si eso fuera poco, esa tarea la hicieron luego de que la noche anterior habían tenido una intensa jornada de trabajo porque lavaron y secaron la clínica, tras el incendio en una casa vecina que la afectó y obligó a su evacuación.
Organización. Los compañeros de San Carlos no dudaron tampoco en organizar el mismo viernes una jornada de ayuda para los damnificados de la zona sur del país.
El Centro de Atención Integral en Salud de Puriscal y los hospitales Calderón Guardia y San Juan de Dios hicieron puentes de ayuda para llevar la atención a los más necesitados.
El fin de semana en los Santos, Coto Brus, Pérez Zeledón y en muchos otros lugares del país, los funcionarios de la CCSS laboraron como un día ordinario.
Estos héroes anónimos estuvieron por doquier y han sabido responder con hidalguía porque están hechos con la fibra del cimiento de la seguridad social: solidaridad y amor al prójimo.
Gracias compañeros por su generosidad, por su vocación de servicio y por dar lo mejor de ustedes a la población costarricense. Dios se los retribuya.
Y, como dice el himno de la Caja Costarricense de Seguro Social, “somos fuertes soldados modernos de una hermosa función nacional que protege a los hijos del pueblo ofreciendo el seguro social”.
La autora es gerenta médica de la CCSS.