Dicen por ahí que el “enemigo de tu enemigo es tu amigo”. Esta corta frase nos hace referencia a la unión que dos enemigos pueden llegar a tener al atacar a un enemigo común. Recientemente, nuestro Gobierno nos informó acerca de un nuevo mal en nuestra economía, algo que se constituye tanto en enemigo del Gobierno como nuestro, es decir, de los ciudadanos. Esta vez, se trata de los capitales ‘golondrina’.
Estos son flujos de dinero que vienen del extranjero y que invierten por un periodo corto de tiempo aprovechando las altas tasas. En el proceso: 1) traen dólares; 2) los cambian en colones; 3) invierten en colones, y 4) al madurar las inversiones (o terminar sus posiciones) vuelven a comprar dólares y se van (tan rápido como vinieron y sin remordimientos de conciencia).
Según nuestro Gobierno, estamos en el punto número 2, y esto trae grandes consecuencias sobre el mercado cambiario ya que el exceso de dólares aprecia los colones. Debido a nuestro sistema cambiario, para evitar apreciaciones después de cierto nivel, el Banco Central debe intervenir y comprar los dólares inyectando colones al sistema.
Tanto su naturaleza temporal y “fría” como el problema que están ocasionando en el tipo de cambio, hacen que los capitales ‘golondrina’ no sean muy deseados y que el gobierno los quiera restringir.
Síntoma, no enfermedad . En teoría suena bien, pero quedarnos ahí sería un poco simplista. En defensa de los capitales ‘golondrina’ hemos de decir que solamente son inversionistas que hacen bien su trabajo. No se puede culpar a alguien de hacer ganancias por invertir donde las tasas son altas, aún si esas tasas están fuera de su país. Es lo que haría alguien con “sentido común”.
Lo que no parece tener mucho sentido es atacarlos como si fueran la raíz del mal cuando solo son un síntoma. Estos capitales solo están aquí por las altas tasas y las altas tasas son responsabilidad de las malas finanzas de un Gobierno que financia gasto corriente con deuda.
Además, la defensa por parte del Banco Central del tipo de cambio, no es solo contra los capitales ‘golondrina’, sino contra el Gobierno mismo que en noviembre emitió mil millones de dólares en deuda, gran parte de los cuales tienen que cambiarse en colones. El atacar a este enemigo resulta entonces muy conveniente porque desvía la atención del verdadero problema.
La solución propuesta es principalmente aumentar impuestos, en particular el de renta sobre los rendimientos de los instrumentos financieros. Pareciera que aumentar impuestos es el mantra de la vigente administración. Sin embargo, evitan a toda costa soluciones que tengan que ver con el otro lado, el del gasto. Tal vez si lo intentan una vez encuentren alguna solución.
Aun si el Gobierno logra pasar estas medidas, quedan aún muchas incógnitas en el aire, como el control de la inflación, la influencia nociva del Gobierno sobre las tasas y potenciales efectos de los tres mil millones de eurobonos que faltan por emitir. Falta esgrimir el impacto de la salida de los capitales ‘golondrina’ porque tarde o temprano el “péndulo” se va a devolver. Pero ignoremos todo esto y satanicemos a los capitales ‘golondrina’.