En los últimos días, se publicaron artículos muy importantes acerca del envejecimiento en Costa Rica. El más relevante es el informe del Censo del 2011, realizado por Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), que, una vez analizado, no deja ninguna duda respecto al rumbo al que se dirige la estructura poblacional de nuestro país.
Recientemente participé en la ciudad de La Haya, Holanda, en una reunión convocada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el patrocinio de Japón y el país anfitrión, Holanda.
A este encuentro asistimos 60 profesionales y representantes de todas partes del mundo, con el propósito de analizar nuevas estrategias para el abordaje de esta explosión demográfica que presenta un gran impacto mundial, con repercusiones económicas, sociales y políticas, ante el ineludible envejecimiento de las poblaciones.
Los países más desarrollados y ricos del mundo están muy preocupados respecto a la interrogante de cómo afrontar correctamente el reto económico, político y social, que el crecimiento poblacional de personas adultas mayores representará para los sistemas de seguridad social y en términos generales para las economías globales.
En nuestro país, aún no existe una verdadera conciencia de lo que esto representa en materia de atención especializada comunitaria, de hospitalización, de prevención, de promoción en estilos de vida saludables, entre otras tantas necesidades que, desde el ámbito de la salud, requieren las personas adultas mayores. El panorama mundial del que Costa Rica no escapa, me lleva una vez más a insistir en la necesidad de que el país retome con seriedad y de forma planificada una solución que, a mediano y largo plazo, brinde respuesta a las necesidades de atención especializada que requiere este sector de la población.
Entre las opciones que es necesario empezar a barajar, planteo las siguientes:
Ampliar el actual hospital geriátrico que no fue construido originalmente para atención de las personas adultas mayores, debido a que en sus inicios fue diseñado para atender pacientes jóvenes con tuberculosis.
Edificar un nuevo hospital de Geriatría y Gerontología, que cumpla con los requerimientos de una amplia oferta de servicios, infraestructura, sin barreras arquitectónicas, debidamente equipado y en un lugar estratégico, con los requerimientos que se constituyen en elementos fundamentales necesarios para ofrecer accesibilidad a servicios especializados óptimos, de 24 horas y de gran calidad.
Paralelamente, y de forma impostergable, se deben crear servicios geriátricos en todos los hospitales del país que tengan dependencia directa de las direcciones generales, con el propósito de procurar el apoyo en la práctica cotidiana y en el fortalecimiento de programas de atención en Geriatría y Gerontología en las diferentes unidades.
Esta es una tarea nacional urgente que debe planificarse y ejecutarse para que pronto sea una realidad, en beneficio de una población, partícipe del legado de la sociedad que todos disfrutamos hoy día.
Ojalá que los funcionarios y políticos encargados de tomar las decisiones, analicen y ponderen estas reflexiones, para poder ser oportunos en las respuestas que requieren las personas adultas mayores de hoy y del mañana.
Fernando Morales Martínez Director General, Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología