La nota publicada el 23 de noviembre bajo el título “Conavi investiga a jerarca por posible tráfico de influencias” presenta contenidos que rechazo categóricamente porque no corresponden a la realidad de los hechos.
El Consejo de Administración del Conavi no me investiga, actualmente, en mi condición de director ejecutivo de la institución por este u otro hecho.
Lo que se trasladó para análisis y recomendación de la gerencia de asuntos jurídicos del Conavi, producto de un acuerdo adoptado por el Consejo de Administración en la sesión 1263-15 del 12 de noviembre del 2015, fue la denuncia que presentó el pasado 5 de este mes, ante la secretaría de este Consejo, una persona que se hace llamar Abel Arias Chinchilla.
No es cierto que haya mediado en el fallido favorecimiento a un contratista de conservación vial como se desprende de la nota publicada, donde se advierte además que, producto de “un posible tráfico de influencias”, se me investiga.
Debo ser categórico y contundente en refutar tales insinuaciones, como en su momento lo fui frente al reportero que me entrevistó sobre el particular y a quien le expliqué ampliamente que mi única intervención en este caso fue trasladar a la instancia técnica correspondiente en el Conavi la denuncia dirigida a mi persona, con el objetivo de que se pronunciara y me informara.
No puede interpretarse, entonces, que la solicitud de traslado de la denuncia buscara influir en una decisión técnica que favoreciera la participación del empresario en cuestión.
Nunca, lo reitero y subrayo, indiqué o siquiera insinué en nota alguna que se reconsiderara ninguna determinación que se hubiera tomado sobre la oferta en particular. No obstante, el reportero interpreta dicha nota bajo el supuesto de un “posible tráfico de influencias” y genera la noticia que hoy rechazo categóricamente en todos sus extremos.
Es evidente el interés de generar duda donde no tiene por qué existirla. No soy yo en mi condición de director ejecutivo quien selecciona a los adjudicatarios de las licitaciones que se tramitan en este Consejo. La decisión depende de varias instancias, incluida la Comisión de Adjudicaciones, que opera en la institución.
Por ello ofende pretender, como lo ha sugerido la publicación, que tengo esa potestad y no medié para variar la decisión sobre este caso en particular.
Como funcionario público no tengo ningún reparo en que se investigue en la instancia que se defina cualquier actuación o decisión que como jerarca adopte. No me preocupa esta circunstancia porque lo tenía claro al asumir la responsabilidad de dirigir el Conavi.
Pero precisamente porque mi actuación ha sido totalmente transparente en el ejercicio de mi labor, debo manifestar mi más absoluta protesta y repudio contra este tipo de publicaciones, que hacen lecturas equivocadas, y, pese a las entrevistas y aclaraciones de funcionarios, estas se mantienen. Esto no es responsable y debo manifestarlo con toda intensidad.
Mauricio Salom es una persona recta, incapaz de promover acciones oportunistas y deshonestas como las sugeridas por la nota bajo la palabra “posible tráfico de influencias”. Señalamientos que rechazo en todos sus extremos.
Mauricio Salom Echeverría
Director ejecutivo del Conavi