El artículo publicado por Jorge Guardia ( La Nación, p. 27A) y su presunción acerca del contenido “ideológico” que pueda existir detrás de la iniciativa Reglamento para el Control Nacional de Fraccionamientos y Urbanizaciones (Configuración predial) distrae la discusión técnica y legal de fondo, y lo traslada a situaciones que evidencian su sesgo ideológico. Podemos decir entonces que el artículo en mención es una tendenciosa acción de la derecha.
Las supuestas objeciones legales que menciona el señor Guardia van desde aparentes choques con la Constitución, la libertad y la propiedad, sin fundamentar ni indicar los artículos legales y constitucionales del porqué considera que se amenazan dichos derechos.
Digámoslo sin tapujos: la derecha rehúye reconocer y aplicar sobre el territorio políticas e instrumentos para ordenar, regular y planificar en dónde y cómo se piensa construir; rechaza el desarrollo territorial equilibrado y con eso se niega a generar mayor bienestar general a los habitantes de un territorio. Se sulfura la derecha de la actuación estatal, fundamental en todo ordenamiento territorial, pues generar espacios inclusivos debe ser garantizada en todo proyecto.
Puntualmente. No es cierto que dejen de existir condominios, no es cierto que las áreas comunes de los condominios pasen a ser públicos, no es cierto que las calles de los condominios pasen a ser públicos, no es cierto que se deje de construir vivienda en zonas rurales. Esa es, en el fondo, la cuestión. Se han realizado falacias infundadas debajo de las viejas estrategias del miedo.
Lo que se busca con el reglamento es que los condominios sean tratados como un proceso de urbanización, que los son y siempre lo han sido, y se ceda algo a la ciudad, ciudad de todos sin distingo. Al no ceder, quienes ganan son los desarrolladores, los ricos que pareciera le interesa defender al señor Guardia.
No se está castigando el esfuerzo tal como lo indica el señor Mario Arce en su artículo “Las ideologías en la planificación territorial” del 3 de junio ( La Nación, pág. 25A): “países desarrollados de Europa Occidental y del norte se caracterizan por contar con modelos urbanos muy distintos, donde algunas personas sí tienen carrazos, ‘chozones’ y demás comodidades”, agrega el artículo, “también se caracterizan por tener espacios públicos accesibles para todos los sectores sociales, infraestructuras de servicios médicos y educativos públicos de alta calidad para todos los habitantes, sistemas de movilidad urbana orientados hacia el transporte público y serie de obligaciones tributarias y de cargas urbanísticas para los desarrolladores, que permitan aumentar el valor de los terrenos mediante infraestructura añadida y no la simple especulación inmobiliaria”.
Si darle reglamentación a las municipalidades que no tengan plan regulador, si promover la generación de áreas verdes y recreativas de uso público mientras la ciudad sigue creciendo, si detener lo que algunos condominios a gran escala desarrollan cortando las continuidades viales que desahogan las existentes y si buscar la creación de suelo para la localización de equipamiento sociales para Ebáis, casetas de seguridad, Cecudis, escuelas y colegios incomoda al señor Jorge Guardia, pues entonces sí tiene un fondo ideológico y gustosamente podemos llevarlo ahí, pero de lo contario, no usemos falacias para argumentar situaciones técnicas.
José Francisco Camacho es diputado a la Asamblea por el Frente Amplio.