Deja espantado lo de Berlín, plato repetido de lo que pasó en Niza, Francia. Pero ojo: así como un remoto himno costarricense menosprecia ciertos “goces de Europa”, de repente también por aquí será útil proyectar una memoria hacia adelante. ¿Por qué seríamos intocables? Aquel “si Dios quiere”, en versión islámica de “ojalá”, ¿hasta cuándo nos protegerá? Sentirse inmune, diferente, es parte de la identidad nacional; según la usanza antigua repetida en los manuales locales de historia, solo cabría esperar “que se aclaren los nublados del día”.
No hay que ser politólogo: todo de afuera igual repercutirá por aquí. Desarrollemos precisamente lo que allá en Alemania se construye activamente: el recuerdo del pasado como un escudo protector para el futuro.
Becado de la DAAD, estuve por allá, visité esa “Iglesia del Recuerdo” ( Erinnerungskirche ) cerca de donde acaba de ocurrir ese terrible atentado (ya puesto en secuencia de varios, en esa Alemania que también se sentía con cierta inmunidad…). Descubrí que esa construcción quedó allí, “mocha” por los bombardeos de guerra, pero que además constituye un monumento a la unión de credos religiosos. Cómo no, ojalá pronto también entre nosotros el recuerdo premonitorio escude para el futuro.
El autor es educador.
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