Las políticas económicas de los últimos años han dado como resultado una disminución de la población ocupada, un aumento significativo en el endeudamiento externo aunado a una importante pérdida de reservas monetarias internacionales.
En efecto, en los últimos tres años, la población ocupada disminuyó en 23.453 personas, al tiempo que la población en edad de trabajar aumentó en 186.098 de acuerdo con los datos de la Encuesta Continua de Empleo del INEC del primer trimestre del 2017 con relación al primer trimestre del 2014. Es decir, no solo no se crearon suficientes empleos para quienes querían incorporarse a la fuerza laboral, sino que esta se encogió en 23.000 puestos de trabajo.
De la estancada población ocupada de 2.060.000 personas, 615.175 no tienen seguro de empleo y por lo tanto no cotizan ni para enfermedad y maternidad, ni para invalidez, vejez y muerte.
Otro aspecto que pone en evidencia la gravedad de la situación de empleo en Costa Rica es que dentro de la población ocupada se incluyen 136.217 subempleados y 344.471 personas que laboran 40 horas o más, pero reciben menos del salario mínimo. Entre ambos grupos suman un 23% de los ocupados. A este empleo precario hay que sumar 207.000 desempleados, con lo que se llega a la triste cifra de 687.700 personas sin empleo o con empleo precario.
Asimismo, el ingreso mensual promedio de la población que trabaja por cuenta propia es actualmente de solo ¢260.516.
El Banco Central de Costa Rica así como el gobierno deben tener como meta mejorar significativamente estas terribles cifras y ese no ha sido el caso del todo en los últimos años.
Deuda externa. La deuda externa aumentó en $6.737 millones (34%) del primer trimestre del 2014 al cuarto trimestre del 2016, hasta donde ha publicado datos el Banco Central. Al mismo tiempo, las reservas monetarias internacionales netas han disminuido en más de $1.000 millones en la actual administración.
Si sumamos ambas cantidades, más de $7.700 millones han subsidiado un tipo de cambio casi fijo, dando una falsa sensación de estabilidad y afectando la producción y el empleo del país en dos vías: las exportaciones y el turismo son ahora menos competitivos y los productos importados son artificialmente más baratos afectando la agricultura y la industria local.
Esto se agrava si se toma en cuenta que países vecinos y competidores, como México y Colombia, han sufrido devaluaciones importantes (40% y 52%, respectivamente) en estos años.
No se trata de promover devaluaciones competitivas, sino de asegurar que los mercados de divisas y tasas de interés funcionen bien, con políticas que mantengan un balance entre la inflación y el empleo.
El Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, el banco central más importante del mundo, busca con su política monetaria tanto el máximo empleo como la estabilidad de precios. En Costa Rica, las políticas aplicadas por el Banco Central en los últimos años se han caracterizado por frecuentes intervenciones y distorsiones en el mercado cambiario para mantener una tasa de cambio fija, a un alto costo de pérdida de divisas y, sobre todo, de un estancamiento y hasta reducción de la población ocupada.
Mercados financieros. Algunos de los problemas del mercado de divisas es que es un mercado fraccionado, en donde las compras y ventas de las instituciones públicas las efectúa el Banco Central, restándole profundidad al mercado. El volumen de algunos intermediarios es mucho mayor al volumen del mercado mayorista.
Las posiciones propias de los intermediarios, no las posiciones de sus clientes, son de un 100% de su capital. Solo el Banco Nacional y el Banco de Costa Rica podrían mantener posiciones propias de $2.000 millones, cuando las transacciones diarias en el mercado mayorista no llegan a $100 millones.
Las tasas de interés tienen una íntima relación con el valor de la moneda, por lo que la eficiencia del sistema financiero y de los mercados de tasas de interés son determinantes para que el mercado de dólares funcione bien. Las políticas del Ministerio de Hacienda y del mismo Banco Central han impedido el desarrollo de los mercados de liquidez y renta fija.
La tasa activa promedio (préstamos) en colones es un 50% más alta que la de dólares en gran medida porque los márgenes de intermediación (diferencia entre la tasa de préstamos y el costo de los fondos) son un 44% mayores en colones que en dólares. Esto produce un fuerte incentivo perverso a endeudarse en dólares, no solo los deudores privados que ganan en colones, sino también el Gobierno y las instituciones estatales, cuyos ingresos también están en moneda nacional.
La política del Banco Central de efectivamente fijar el tipo de cambio fomenta esa preferencia a endeudarse en dólares, con los consecuentes riesgos. Asimismo, evita que se desarrolle un mercado de coberturas de riesgo cambiario, como existe en otros países y que es el medio más adecuado para comprar y vender divisas a un plazo futuro, lo que facilita el cálculo económico. A diferencia de hoy día, en donde el Banco Central interviene frecuente y caprichosamente, alterando el buen funcionamiento del mercado.
Resumen. En resumen, el desempeño económico en los últimos tres años de esta administración ha sido de un deterioro en las oportunidades de trabajo, mayor endeudamiento y pérdida de reservas. Se ha instaurado un sistema de flotación de la moneda, en un mercado intervenido, distorsionado, fragmentado, y no se han tomado las medidas necesarias para asegurar un buen funcionamiento de los mercados financieros alterando los precios relativos, fomentando el consumo en perjuicio de la producción y aumentando los riesgos de los deudores y del país.
Muchas de esas políticas vienen al menos desde el 2010 y no se ha hecho nada por corregirlas. Es necesario hacer los correctivos para aumentar el crecimiento económico y la generación de empleos.
El autor es consultor internacional, exvicepresidente del Banco Central.