Desde los años 60 contamos con una de las armas más utilizadas y eficaces para la prevención del embarazo: el anticonceptivo oral. Este método de planificación ha ido evolucionado con el tiempo, disminuyendo los riesgos asociados con su uso y, a la vez, manteniendo la efectividad como anticonceptivo.
A pesar de eso y dado que son medicamentos de uso frecuente, se tiende a pensar que son de venta libre, que no presentan riesgos y que pueden empezar a consumirse sin recomendación médica de por medio y sin un control posterior para valorar los efectos.
Es frecuente observar a las mujeres cometer el error de recurrir a la automedicación, sin consultar a un profesional de la salud y más bien dejándose guiar por la recomendación de una amistad, dependiente de farmacia, por el precio y hasta por la publicidad excesiva sin tomar en cuenta que existen riesgos inherentes a su uso.
Casos recientes. Por ejemplo, los recientes casos publicados en Francia y Canadá de muertes por tromboembolismo venoso asociados con el consumo de anticonceptivos orales alertan sobre las consecuencias de la automedicación para la población femenina.
Estos riesgos podrían verse disminuidos si se hace una evaluación exhaustiva de un profesional en salud y se elige el medicamento según las características de cada mujer.
Existen instrumentos como los de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las guías clínicas del Colegio Americano de Ginecología y otros organismos internacionales que ayudan al médico a seleccionar entre los medicamentos disponibles.
Antes de recomendar un anticonceptivo oral, el médico debe hacer una valoración directa de cada paciente, tomando en cuenta una serie de factores como herencia, edad, enfermedades crónicas, fumado, obesidad, enfermedad cardiovascular, periodo de lactancia y várices, entre otras.
Las mujeres que se inicien en el consumo de estos medicamentos deben someterse a un control médico periódico, porque las condiciones de salud pueden cambiar a lo largo del tiempo y podría ser necesario cambiar el tipo de anticonceptivo prescrito.
Es preciso hacer conciencia de esta situación entre los diferentes sectores relacionados con la salud que cumplen funciones educativas (Caja Costarricense de Seguro Social, Ministerio de Salud, Colegio de Farmacéuticos y otros) y entre nuestras pacientes para que utilicen los anticonceptivos orales con la confianza y la seguridad de que se les está proporcionando una gran herramienta de planificación familiar, mientras sea bajo la recomendación y vigilancia de un médico.