Costa Rica tiene una gran oportunidad para retomar el rumbo; si trabajamos infatigablemente en busca del consenso bajo la égida de la democracia, construiremos un nuevo Pacto de Concordia.
En la historia contemporánea, Irlanda ha dado claro ejemplo de lo que esto puede representar. El ministro de Estado Eamon Gilmore encabezó un proceso de transformación que convirtió a ese país, en el término de 20 años, en la undécima nación más próspera del planeta. La receta: unir a los actores políticos y sociales bajo la bandera de las prioridades del país.
En el Partido Unidad Social Cristiana creemos firmemente en esa posibilidad desde una perspectiva madura y constructiva, como hicimos en su momento al lanzar el Proceso de Concertación Nacional. Estamos convencidos de que los intereses del país deben estar siempre por encima de cualquier interés particular.
Nos comprometemos a participar, de lleno y con entusiasmo, en las negociaciones que puedan conducir hacia ese gran objetivo, al cual también apunta el diputado del PAC Ottón Solís. Lo relevante es que su propuesta apunta en la dirección correcta, aun cuando según nuestra opinión tiene asuntos por afinar.
Le hemos indicado a Solís que lo primordial es concertar una agenda nacional de acuerdos mínimos, sin que esto signifique descartar aquellos no contenidos en ese breviario. El único requerimiento es que no contradigan la agenda principal.
Prioridades. En este sentido, el Partido Unidad tiene el compromiso de darle prioridad a la infraestructura y al transporte público que requiere el país, así como a buscar las mejores opciones para su financiamiento. También nos comprometemos a revisar y a concertar sobre la educación y la seguridad social que requiere el país, así como el diseño institucional en el campo político, el administrativo y el judicial.
Para lograr lo anterior, no es necesario alterar el sistema de partidos políticos y creemos que el mandatario que sea elegido debe ser el único responsable de escoger a los ministros y jerarcas de su agrado, siempre y cuando procure idoneidad y representatividad.
Aquí lo que corresponde es debatir el “qué”, es decir, una agenda nacional compartida a ser ejecutada gane quien gane las elecciones. El “quién” lo haga es algo que decidirán los costarricenses en las urnas. Sin embargo, esta diferencia con la propuesta de Solís no es fundamental y, por ende, no impedirá el proceso de negociación que deberemos emprender con celeridad, ilusión y convicción.
Es momento de que los actores civiles y políticos asumamos la responsabilidad histórica de sentar las bases de la Costa Rica que queremos para los próximos 25 años. En el Partido Unidad estamos listos para asumirla.
El autor es presidente del PUSC.