Cuando un Estado la pifia al construir una vía de apenas 2,8 km, vital para el desarrollo del país, imprescindible para conectar un megapuerto a una ruta nacional, es porque la ineficiencia es suprema.
Este caso debería encender luces y sirenas en el Gobierno, en la Asamblea Legislativa y, si es del caso, en el mismo Poder Judicial (Fiscalía), porque resulta inaceptable la inoperancia del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), y de otras instituciones, en el acceso entre la ruta 32 y la Terminal de Contenedores de Moín (TCM), en Limón.
La diminuta pero compleja calle debería estar lista, a dos carriles, en setiembre de este año, y a cuatro carriles, en enero del 2018, mes en que debería entrar en operación el megapuerto dado en concesión a la holandesa APM Terminals.
Sin embargo, la Contraloría General de la República advirtió de que no hay seguridad de que la carretera, en la que los costarricenses invertimos $70 millones, estará a tiempo para la inauguración del puerto.
Por un lado, al parecer hubo un error en el trazado y la ruta se les corrió 80 m respecto al punto donde debería conectarse a la TCM. Un yerro en las coordenadas de un proyecto tan costoso, no debe quedar impune. Los responsables deben dar la cara porque es incomprensible que con tanta tecnología fallaran el blanco.
Ahora, se habla de corregir el fallo de puntería hasta con tres puentes elevados y curvos... Pero no solo eso: el inicio de la construcción de los 2,8 km se dio en agosto pasado y el contrato que firmó el Estado habla de concluirlo el 28 de febrero del 2018, ¡un mes después de que el puerto esté listo!
La excusa del MOPT es olímpica: dice que APM también se atrasaría y, si las dos partes se atrasan, no hay problema. A todo esto, falta la conexión que dará suministro eléctrico al megapuerto, que debería estar lista el otro mes, en febrero, pero la Contraloría dice que no hay ni indicios.
La colección de omisiones y faltas que recopila el informe de la Contraloría del 27 de octubre del 2016 (DFOE-IFR-0521) es para declarar en emergencia este proyecto. Para quitar a los que no sirven y poner a ejecutivos que saquen la tarea. Eso por el lado del Gobierno. Por el de APM Terminals, debe dar la cara y corroborar o desmentir si entregará con atraso esta esperada megaobra.
El autor es jefe de redacción en La Nación.