A los autobuseros hay que pedirles, ¡parada, por favor! Que se detengan a escuchar y, sobre todo, a plantear soluciones eficaces a la congestión que causan los cientos de buses que tienen en las calles… Pero, al igual que ciertos choferes, algunos parecen no escuchar ni el grito ni el timbre, como si no fuera con ellos.
Los buses son causantes de que las presas se hagan más largas de la cuenta. Van a paso de tortuga y, cuando deben hacer parada, se detienen en medio carril –aunque tengan buen espacio para bajar y recoger pasajeros– sin importarles la obstrucción del tráfico. Ellos, además, van a su ritmo de 15 o 20 km por hora y que los de atrás se aguanten.
Con esa misma cadencia de sus choferes, van una parte de los empresarios, a los que poco importa mejorar ese transporte para hacerlo más atractivo.
El más claro ejemplo se da en Desamparados, donde regidores de la Municipalidad –presidida por el gerente de una gran autobusera– se oponen al plan para crear un carril exclusivo para buses en los 7 km entre ese cantón y el centro de San José. El tiempo del viaje se reduciría a la mitad porque los buses viajarían a 30 o más km por hora al tener vía libre y, no como ahora, que de 17 km/h no pasan en las horas pico.
Ese proyecto del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) incluye construir paradas decentes para los usuarios (las hechas pedazos de hoy no importan a los regidores) y también ordenar los buses que entran a San José pues reduce de 34 a 5 las rutas con destino final en la capital. Las otras 29 rutas, provenientes de diversos distritos, harían parada en una terminal que construirá el MOPT en Desamparados centro para trasbordo. El resultado es buses a más velocidad y más pasajeros al contar con un servicio ágil.
Sin embargo, los regidores, incluido el regidor-autobusero, salen a defender a los automovilistas, pues, según ellos, el quitar un carril para los vehículos particulares generará más presas. Señores, sean sinceros, porque su argumento es ridículo. Si los automovilistas tuvieran en los buses un servicio rápido y puntual, gustosos dejarían sus autos en la casa.
Es momento de aplicar ese plan pues, desde 1999, y en cinco gobiernos, lo han obstruido. El MOPT debe plantarse y pararlos en seco por el interés del pasajero, no del empresario.
El autor es jefe de Redacción en La Nación.