Los costarricenses, como el resto del mundo, atestiguamos transformaciones aceleradas en los escenarios tradicionales del orden mundial. Todo esto sucede mientras las nuevas tecnologías de la información nos permiten conocer las acciones y reacciones de varios actores políticos internacionales en tiempo real y de las cuales podemos interpretar sus implicaciones en nuestra vida.
Los acontecimientos que suceden en nuestros socios principales, los Estados Unidos de América y Europa, las dinámicas prácticas del comercio del Asia Pacífico, el impulso que las economías en diversificación de Oriente Próximo ejecutan, los niveles de crecimiento económico que experimentan naciones africanas, las crisis humanitarias generadas por el desplazamiento de refugiados, el crimen transnacional y el terrorismo, nos obligan, desde nuestra óptica, a la reafirmación de los instrumentos democráticos, el respeto a los derechos humanos y a la libertad de expresión, al crecimiento económico sostenible y a la convivencia en paz de las naciones, como vehículos de progreso estable y con dignidad.
Ese compromiso de garantizar a los costarricenses un progreso con dignidad motivó la decisión de la administración Solís Rivera, desde sus inicios, y como parte de las prioridades e intereses de nuestra acción exterior, por apostar por nuevos espacios geopolíticos, pueblos, países y gobiernos con los cuales trabajar y proponer una aproximación que nos permita transitar juntos hacia vinculaciones efectivas en los planos político, de comercio e inversión y de cooperación.
Asociación estratégica. Esas nuevas fronteras que hemos estado construyendo, que no se logra de un día al otro, nos proyectan como país para ir al encuentro de nuevos protagonistas que se consolidan y que se convierten en oportunos compañeros para una inteligente asociación para promocionar nuestros intereses, prioridades y principios.
Costa Rica, a lo largo de su historia, ha consolidado relaciones muy maduras con socios tradicionales tales como Brasil, Chile, Perú, Argentina, Colombia, México, Estados Unidos, Canadá, China, Japón, Corea, Rusia, el Caribe y la Unión Europea, entre otros. Son relaciones afianzadas, a las que sin duda hay que dar seguimiento, fortalecer y refrescar aún más por medio de un diálogo permanente.
En los últimos 24 meses de acción exterior, hemos logrado un impulso vibrante en la arena bilateral con regiones del orbe como el Asia central, la región del Cáucaso, Europa central, el sudeste asiático y el Oriente Próximo. Ahí, con países como Kazajistán, Azerbaiján, República Checa, Hungría y Turquía. Con países miembros de APEC y Asean, tales como Brunéi Darussalam, Malasia e Indonesia, Catar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos, protagonistas directos, estos últimos, de lo que sucede en el Consejo de Cooperación del Golfo, entre otros, se ha construido un proceso de conocimiento y de generación de confianza, que se inició con encuentros entre el presidente Solís Rivera y los respectivos jefes de Estado y de Gobierno, en algunos casos, y, en otros, con frecuentes reuniones entre este servidor y mis contrapartes, así como visitas de trabajo recíprocas de altos funcionarios, siempre promoviendo un nuevo estadio de relación que nos permita incursionar en la definición de nuevas fronteras diplomáticas.
Fructífera cosecha. Hemos potenciado diálogos políticos, suscrito acuerdos de cooperación, materializado ofertas de estudio para costarricenses en diferentes áreas, sentado las condiciones apropiadas para la promoción comercial y atracción de inversiones, sin dejar de mencionar programas concretos de cooperación económica no reembolsable y técnica, así como compartir visiones y valores universales en la arena multilateral.
Es así como con una planificación responsable y uso racional de los muy escasos recursos disponibles, que como país destinamos a la gestión de nuestra política exterior, en la mayoría de los casos en asocio y con el apoyo, como debe ser, con otras agencias o entes, como Procomer, Comex, Cinde, ICT, Icafé, afianzamos nuestra presencia en el mundo abriendo un Consulado General en Shanghái y habilitando próximamente embajadas en nuevos destinos. Continuaremos los esfuerzos necesarios para poner al menos un pie en el vasto continente africano.
Son tiempos de cambios y momentos de transición. Nos enfrentamos como comunidad global a un nuevo paradigma, encaramos amenazas y adversidades de un mundo bullicioso y turbulento. La tónica es la incertidumbre y la confusión.
Es en este contexto que nuestra diplomacia, profesional y efectiva actúa y actuará con imaginación, creatividad y talento para la protección de los intereses nacionales.
Cambios mundiales. Este año 2017 pondrá a prueba muchas de las tesis tradicionales que han caracterizado el orden internacional, las relaciones de poder a escala mundial experimentarán cambios y se exigirá capacidad nacional de ajuste y adaptación que requerirá un compromiso de todos, gobierno, sector privado y academia, para enfrentar horizontes inciertos que podemos transformar en oportunidades, en grandes oportunidades.
Este esfuerzo del país por hacer nuevos amigos en la arena diplomática bilateral y diversificar nuestras relaciones es un nuevo esquema de gestión que nos prepara para las realidades a las que nos enfrentamos.
Reconocemos la necesidad de seguir aportando decididamente en la construcción de una gobernanza global con base en los pilares fundamentales de nuestra política exterior, con propuestas concretas de políticas públicas sobre derechos humanos, seguridad de las personas, desarrollo económico sostenible, economía del conocimiento, comercio e inversión, movilidad laboral, empleo decente, estudio y oportunidades, sí, oportunidades para todos.
Hoy podemos afirmar que como país tomamos la decisión acertada en esta administración al incursionar decididamente en nuevos espacios geoestratégicos, en destinos no tradicionales, en donde, junto con nuevos socios, impulsaremos una agenda bilateral que trascienda las tradicionales fronteras para posicionar al país en sociedades y mercados que nos acompañen a dar ese salto cualitativo para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, en definitiva, en diversificar nuestro horizonte y potencial.
El autor es canciller de la República.