Las cifras que ofrece el último informe de la Federación Internacional de Diabetes, Diabetes Atlas del año 2011, señalan con claridad que la diabetes mellitus en Costa Rica es un serio problema de salud pública que amerita la mayor atención por la repercusión perjudicial que tiene para su población.
Así, considerando solamente la población en edades de 20 a 79 años, 3.075.600 habitantes, la cantidad de personas diabéticas fue de 271.210 personas, lo que significa una prevalencia del 8,82%, muy cerca del 9,9% señalado por la Organización Mundial de la Salud para todo el mundo, y esto no es un logro, sino un peligro evidente para sus habitantes por el alto costo que significa en dolor humano por las serias complicaciones orgánicas que produce en la salud de sus pobladores y el altísimo costo económico que demanda su atención, tanto a nivel nacional en los hospitales y clínicas del Seguro Social como a nivel privado.
De este total 134.410 personas son hombres y 136.800 mujeres. Agreguemos a estas estadísticas que el porcentaje de personas con alteración de la tolerancia a la glucosa, el estadio previo a la aparición de la diabetes sintomática propiamente dicha, es prácticamente igual a las cifras señaladas, lo que indica claramente que en el paso de los años el total de costarricenses enfermos de diabetes va a alcanzar cifras que seguramente desbordarán la capacidad de prevención y curación de las complicaciones que produce.
Se reconoce a esta dolencia como una de las principales enfermedades crónicas no trasmisibles a la par casi del cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la obesidad, que es el detonante principal de la diabetes, condición que aumenta peligrosamente en toda la población y con más fuerza en la niñez y en la juventud, el preludio a la edad madura.
Prevención. Las experiencias vividas en la atención de esta enfermedad, más la comprensión de la historia natural de las enfermedades crónicas, fue lo que nos hizo en los años 60 del siglo pasado pensar en la necesidad de continuar la educación a la población costarricense para evitar la enfermedad diabética y lograr más y mejores tratamientos para los enfermos.
La semilla germinó porque las personas encargadas en los hospitales y clínicas del país, médicos, enfermeras, microbiólogos, nutricionistas, psicólogos, salubristas y muchas más entendieron el mensaje, dedicando el mejor de sus esfuerzos a curar a los diabéticos y educar a sus familias.
Hoy, para nuestra tranquilidad, los diabéticos no están solos. Sin embargo, creemos que, a pesar de los altos estándares de salud de que hacemos gala en los escenarios mundiales, en diabetes falta mucho por hacer.
Existe en el país una gran población de profesionales jóvenes y adultos en todas las profesiones de la salud pública plenamente capacitados para dar una atención completa a los enfermos con diabetes, paralelamente al desiderátum de prevenirla y vencerla.
Como es ampliamente conocido, hay instituciones y asociaciones mundiales dispuestas a ayudar en esta misión, partiendo de la Organización Mundial de la Salud y su filial en Latinoamérica, la Organización Panamericana de la Salud, trabajando en conjunto con la Federación Mundial de Diabetes, que cobija a las asociaciones locales de cada país y las asociaciones latinoamericanas de diabetes y de los Estados Unidos de Norteamérica, las cuales están ayudando a nuestro país a resolver satisfactoriamente todos los problemas de la salud que afectan a nuestros habitantes diabéticos.
También las asociaciones locales hacen lo que pueden y necesitan más ayuda, la que seguramene llegará cuando esté en funcionamiento un programa nacional. El escenario está listo para implementar las medidas pensadas, escritas y urgentes de la reunión de notables de 151 países del mundo, entre ellas Costa Rica, realizada en septiembre del 2011 en la ciudad de Nueva York a convocatoria de las Naciones Unidas, para luchar contra la enfermedades crónicas no trasmisibles. El compromiso fue unánime y la responsabilidad enorme.
Consideramos que es tiempo de reunir y unificar todas las fuerzas y organismos nacionales y extranjeros y dirigirlos en una sola dirección para vencer a la diabetes mellitus y terminar con los males que le acarrea al país y a sus habitantes.
El próximo día 14 de noviembre, con motivo de celebrar el Día Mundial de la Diabetes, se tendrá la mejor oportunidad para elevar la conciencia nacional sobre esta enfermedad. Comenzar por un estudio global nacional que actualice la situación que tenemos en diabetes mellitus es necesario y urgente.
Eric Mora Morales. Miembro honorario de la Academia Nacional de Medicina