Es importante iniciar bien una gestión. En una institución estratégica, como lo es el Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT), es aún más relevante esta premisa. El suscrito se siente especialmente comprometido con el país y, en lo personal, en cumplir las metas trazadas, sobre todo, poner en marcha infraestructura vital para nuestro desarrollo logístico y económico.
El movimiento de personas y vehículos también requiere nuestro mayor esfuerzo para crear los medios que reduzcan el tiempo de viaje. Sobre todo, en el Valle Central donde nuestras vías colapsaron hace mucho tiempo y las zonas de paso de peatones no presentan el mejor panorama.
En lo primero, nuestro compromiso es inclaudicable: poner en servicio la mayor cantidad de proyectos que nos sea posible y que están en nuestra cartera de ejecutables. En lo segundo, esperamos que, con la nueva ley de transferencia de competencias a las municipalidades, a mediano plazo tengamos una importante mejoría.
Siniestralidad. Tengo la mejor de las intenciones de corregir, cuanto sea posible, para reducir los accidentes viales, que agobian a nuestra sociedad y causan profundo dolor a muchas familias. Si hay que ser rigurosos para promover cambios en los parámetros, hasta ahora permitidos, en la circulación vial, deberemos hacerlo.
Es muy lamentable lo que sucede, con mayor peso dentro de un estrato de edades que son las que deben proyectar nuestro país al futuro. Ya no lo sabremos, pero, posiblemente, muchas mentes brillantes se nos han quedado en estos accidentes.
Hoja de ruta. Al transporte público colectivo, esencia de nuestra movilidad laboral en el Valle Central, por ejemplo, hay que inyectarle “modernidad” que facilite su gestión y le brinde valor agregado a los usuarios, como la reducción en los tiempos de viaje y el abordaje en unidades y terminales hub para sus enlaces hacia diversos destinos.
Es imperativo crear pronto una hoja de ruta en las relaciones público-privadas que sea eficiente para lograr estos objetivos; si todos nos ponemos de acuerdo en los propósitos, entre todos podremos cambiar el escenario actual del transporte colectivo de personas.
Mucha atención, también, merece el sistema portuario y marítimo. Desde la nueva terminal de contenedores de Moín hasta la mejora de nuestras terminales de cabotaje del Pacífico; desde la puesta en práctica de convenios internacionales hasta la aplicación de normativa interna que nos es necesaria.
Hay todo un escenario logístico en esta materia que requiere gran impulso y dinamismo y ya lo estamos revisando con especial ahínco.
Tiempo límite. Dentro de todo este orden, el Plan Nacional de Transportes al 2035 es un valioso insumo para canalizar logros, en los poco más de dos años que el presidente de la República nos ha dado.
No me cabe la menor duda de que el éxito personal y nacional del MOPT no será de una sola persona, sino del esfuerzo y compromiso de la familia MOPT, y de aquellas personas externas relacionadas con su gestión.
Tengo las mejores referencias de ambos bastiones y solo espero que, terminado el actual gobierno de la administración Solís Rivera, nos sintamos orgullosos de cuanto hemos logrado con el trabajo conjunto.
El autor es ministro de Obras Públicas y Transportes.