Educación de calidad es tema que pueden discutir, con profundidad, educadores, padres y madres de familia, alumnos, administradores de la educación y dirigentes educativos. En primera instancia, conviene analizarlo fuera de posiciones de autoridad, control y pretensiones económico-laborales.
El docente es un factor clave, debe ser formado y tratado de la mejor manera para que logre su verdadera autoridad, trascendencia y dignidad profesional, como lo merece.
Educación de calidad solo es posible con educadores de calidad, con vocación, formados con estándares exigentes, abiertos a la formación continua, la evaluación de su actuación pedagógica, así como a la supervisión de pares y asesores. El docente de calidad (ojalá ya todos lo sean) tiene calidad porque no teme al reto de crecer personal y profesionalmente en saberes, experiencias, prácticas pedagógicas, relaciones, valores y actitudes. Aunque ese crecimiento cueste y duela.
Las diez claves del éxito en educación, para países tales como Finlandia, Japón, Corea del Sur, el Reino Unido y España, reportan que estos llegaron a ser exitosos en educación de calidad porque han escogido a candidatos con vocación para que sean docentes, los han formado y titulado de manera exigente y larga, con educación superior de alta calidad y abriéndoles oportunidades de formación continua, así como evaluación y supervisión formativa para ayudarlos a ser mejores.
Práctica de evaluación. Alguna vez, quien suscribe, participó en una evaluación, por parte de los alumnos de un colegio, a profesores y directora, mediante instrumentos cuidadosamente elaborados, aplicados con la mejor buena intención y cuidado. Resultaron variedad de porcentajes, pero se trataba de adquirir términos de referencia, según la experiencia de los alumnos, sobre lo que los educadores podían mejorar en cuestiones de comunicación, metodologías, conocimientos, relaciones con ellos, manejo del grupo y otros. Este ejemplo podría referir a una labor de asesoría pedagógica, ayuda personal y acompañamiento al docente para el mejoramiento continuo en su desempeño profesional.
En el caso del Japón, el Ministerio de Educación exige que el docente renueve, cada 10 años, su certificado educativo para ejercer. Es una buena práctica para documentar y comprobar que el profesional de la educación está debidamente formado y actualizado. En Costa Rica, tal razón hace que la Sala Constitucional respalde la colegiación obligatoria al colegio profesional respectivo, habría que analizar si esa condición se da. Certificación y recertificación profesional son necesarias para garantizar docentes de calidad, y no es que no los haya, es que no existe la práctica de certificación que lo garantice.
Para muchos docentes falta reconocer la dignidad del educador. Sin embargo, esa condición no viene con el puesto, es un asunto de vocación, formación superior exigente y de calidad, certificación, formación continua, apertura a evaluación formativa y recertificación. Cuestión de actitud para mejorar continuamente y ser profesionalmente superiores. De ahí surge el prestigio, el respeto, la autoridad en el centro educativo y la sociedad, así como la mejor paga y la veneración que en algunos países se tiene al maestro.
Prestigio. El prestigio docente tampoco depende solo de aumentos y pluses salariales. Es, sobre todo, un asunto de aptitud, de compromiso y superación profesional inquebrantable que otorgan autoridad profesional, valor, respeto y dignidad al educador. Por eso dice un adagio coreano: “No debes pisar ni siquiera la sombra del maestro”, lo cual refleja el valor que se le atribuye, en ese país, como formador de niños, jóvenes y sociedad.
El docente no es un técnico, no es un instrumento, no es un transmisor ni de conocimientos, ni de técnicas; debe ser un profesional profundamente formado en su disciplina, debidamente preparado en lo teórico, en lo práctico y en lo humano, con suficiente conocimiento de la persona y de lo pedagógico que actúa sobre ella para su mejor formación individual y social. Nunca se debió dejar de llamar al docente como educador, maestro, profesor: guía de personas y grupos.
Por supuesto, deben sumarse otros factores muy importantes alrededor de la acción docente, pero todo lo dicho es esencial. Mejor formación y desempeño certificados; merecen mejor salario; pero lo último debe venir, preferiblemente, cuando lo primero se dé.
El autor es educador.