El jueves 30 de setiembre del año 2010, los habitantes del Valle Intermontano Central nos despertamos con la no grata noticia de que estábamos prácticamente aislados de la costa pacífica de nuestro país, de la provincia de Guanacaste y del resto de Centroamérica como corolario a una serie de calamidades, producto principalmente de las fuertes precipitaciones de la presente estación lluviosa, la acción no controlada del desarrollo humano y la falta de políticas adecuadas al nivel del Estado.
¿Habrá llegado la hora de que nos preguntemos seriamente en qué estamos fallando para acumular tantos problemas y la poca honrosa posición 78 en infraestructura de los 139 países analizados por competitividad por el Foro Económico Mundial? ¿Cómo es posible que una obra vial de la importancia de la carretera a puerto Caldera, concebida hace más de 30 años, tenga los problemas que son el pan de cada día en los noticias alarmantes de nuestro país?
Y la razón fundamental no es la incapacidad de los profesionales en Ingeniería, Geología y ciencias afines del país, quienes han demostrado su conocimiento, seriedad y dedicación en obras monumentales que por hoy son el orgullo de muchos costarricenses. Me refiero a las obras realizadas de materia eléctrica, ¿por qué no algo semejante pudiera operar en el campo vial?
Creo que la respuesta es positiva: sí se puede si se hacen ajustes muy importantes en la organización de vialidad, creando un organismo autónomo nacional de carreteras, que cubra todo los aspectos de este tema:
1) Planificación con planes para satisfacer la demanda vial de corto, mediano y largo plazo.
2) Estudios básicos con capacidad para hacer los estudios topográficos, geológicos, de suelos e hidrológicos requeridos en las etapas preliminares de los proyectos.
3) Ingeniería de diseño con capacidad para definir trazado, movimientos de tierras, capacidad soportante e hidráulica de los puentes y los aspectos de seguridad y señalamiento.
4) Construcción con capacidad para construir pequeñas y medianas obras viales y de supervisar la construcción de las grandes obras de carreteras.
5) Mantenimiento con capacidad para dar mantenimiento preventivo a la red vial por zonas muy bien definidas y de supervisar el mantenimiento mayor dado por contrato
Para lograr esto se requiere la ley de creación del Instituto Nacional de Carreteras, que incluya la dotación de adecuados recursos financieros y formar un núcleo de funcionarios de muy alto nivel para que dirijan su desarrollo, comenzando por la preparación de profesionales en los diferentes campos mencionados arriba, en países desarrollados, o en países en vías de desarrollo, exitosos en el manejo de la problemática vial.
Una vez conformada la organización básica, con el personal preparado, esta absorbería selectivamente las dependencias existentes en la materia.