Laicidad como base de la relación Estado-Iglesia

Debemos dejar atrás el anacronismo del Estado confesional

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Tanto el Estado como la Iglesia tienen como objeto de su acción a los seres humanos, a los cuales deben servir. El ordenamiento de cada una de estas dos entidades debe mantenerse en el ámbito de su propia vigencia: el Estado el de ofrecer el bienestar a todos los ciudadanos y la Iglesia en su misión de ofrecer al ser humano una propuesta de salvación trascendente.








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