El régimen iraní considera que si en Occidente se les ve con recelo (no a los iraníes sino a los tiranos que los gobiernan), ello se debe a la propaganda de desprestigio a la que están sometidos por parte de los medios de comunicación. Pero no se han quedado de brazos cruzados: están creando mass media propios, para que sean transmitidos, vía satélite, en otros países.
Paradójicamente, mientras en esos países tienen libertad para difundir su señal (aunque acusen a los Gobiernos de esos países de ser violadores de los derechos humanos), en Irán solo existe la televisión pública y bloquean las señales internacionales. De esa forma, al igual que en Cuba, protegen las frágiles mentes de su pueblo para que no sean engañadas por los “medios imperialistas”.
Ahora nos ha llegado el turno de la redención a los hispanohablantes. Ahmadineyad ha decidido romper el “bloqueo mediático” al que estamos sometidos. A finales de año, a través de los satélites españoles Hispasat 1C, saldrá al aire Hispan TV, televisión iraní en español. Con ella, dice la web del medio, buscan superar la “infranqueable muralla que bloquea al servicio público y favorece el fortalecimiento de los sectores que anteponen el factor comercial sobre el social” (como se ve, sus expertos en marketing saben que por estos lares les irá mejor con un discurso estatista que con uno antisemita).
El diario español El País entrevistó a María, una toledana de 24 años a la que la oferta laboral de presentadora de noticias en el nuevo canal, le ha caído como anillo al dedo: escapa del elevadísimo desempleo en España. Eso sí, a sus habilidades y formación profesional, la muchacha tuvo que sumar dos concesiones a la causa “progre” de Irán en el mundo: deberá usar un chador , la prenda que recuerda a las mujeres su deber de sujeción a los hombres, y debió casarse para que se le autorizara ser acompañada por su novio. Trabajará, no debe olvidarlo, para un Gobierno que recientemente condenó a la actriz Marzieh Vafamehr a un año de cárcel y 90 latigazos, por “actuar en una película vulgar' y hacer como que bebía alcohol”, dijo el juez.
El director del canal, Mohamed Sarafad, entrevistó en Madrid a varios jóvenes talentos. A los contratados se les ofreció un salario de 2.000 euros netos mensuales, seguro médico, residencia equipada y transporte en Teherán. Pareciera que aún en la lucha contra el capitalismo global, el dinero es el mejor argumento. De hecho, importantes productoras de cine y TV españolas, así como excolaboradores de CNN, conforman el equipo de profesionales reclutados.
El presidente del ente regulador de las televisiones públicas iraníes, Ezatollah Zarqami, fue claro sobre la función del nuevo medio: “Esta nueva cadena en español tendrá un papel fundamental a la hora de reflejar la legitimación ideológica de nuestro sistema en el mundo”. Como paso clave en esa dirección, han firmado un acuerdo de colaboración con la bolivariana TeleSUR (además de haber contratado un equipo de jóvenes periodistas latinoamericanas).
Los Gobiernos asociados al ALBA, y otros que le simpatizan, también hacen lo suyo en la lucha contra la dictadura mediática imperialista: en Venezuela echaron mano de un formalismo legal para cerrar RCTV; en Nicaragua hicieron un cerco en torno a El Nuevo Diario con el propósito de comprarlo; en Argentina la vendetta de la señora Fernández contra El Clarín consume cuantiosos recursos públicos; y en Ecuador están a las puertas de cerrar El Universo . El presidente Correa pidió la cárcel contra el exdirector del medio por haber “mancillado su honor” llamándolo dictador, y exigió una reparación de 80 millones de dólares al medio.
El papel de los medios de comunicación de masas en nuestras sociedades merece reflexión y estudio serio (recomiendo el reciente libro de Castells “Comunicación y poder”). Los peligros que su acumulación e instrumentación antidemocrática entrañan para los pueblos, no son inventos ni delirantes teorías de la conspiración. Pero estas realidades están siendo utilizadas por gobernantes autoritarios y dictaduras añosas, para legitimar la represión y el acoso.
La libertad de expresión, información y prensa (consustanciales a la participación política en democracia), están seriamente amenazadas por el discurso del tutelaje emancipador: como la mayoría es tonta y manipulable, órganos estatales en manos de una preclara minoría, deben asumir el control de la comunicación social. Esa medicina, mil veces peor que la enfermedad, no solo supone un desprecio de la dignidad humana, sino que desata los demonios de la censura, la mordaza y el monólogo ideológico.
Cierto, el mundo retratado por algunos medios de comunicación privados puede ser tan sesgado como el que difunde Ahmadineyad. Pero, a diferencia de los iraníes y los cubanos, nosotros podemos cambiar de canal, mover el dial en busca de otras voces, o leer el periódico cuyas letras nos merezcan credibilidad.