No, no es un error. No se trata de inteligencia artificial. No es IA; es IR. Se trata de que la era de los telerrobots se puede dar pronto.
No soy ningún especialista en informática, automatización o robótica, pero un artículo del economista Richard Baldwin me obligó a pensar en las oportunidades que este avance le podría abrir a Costa Rica.
Baldwin lo ilustra con un ejemplo en Perú, pero ¿por qué no en Costa Rica? ¿Por qué no va a poder un costarricense desde su casa en Hatillo 8 o en Santa Bárbara de Santa Cruz dirigir el robot que limpia y ordena una habitación en un hotel de Nueva York?
Claro, eso se daría si se disminuyen los hoy todavía muy altos costos de los robots que se pueden manejar a distancia. Con su desarrollo esos costos bajarán, como la experiencia nos enseña que ocurre cuando se introducen nuevas tecnologías.
Todos sabemos de los drones, y ya hay regulaciones para su uso en nuestro país. Desde su casa una persona puede operar un artefacto que vuela sin tripulación y usarlo para tomar videos o, simplemente, para entretenerse.
El gobierno de Estados Unidos los usa a larga distancia para matar a enemigos terroristas. Sé que en ese país se usan para analizar las diferentes parcelas de un campo agrícola y recetar los fertilizantes, el riego y el cuidado que las diferentes condiciones del suelo requieren.
Y ya existen aplicaciones tan sofisticadas como la telecirugía, mediante la cual el cirujano y su paciente pueden estar separados por miles de kilómetros.
Oportunidades. De manera que mientras los populistas de derecha y de izquierda pretenden controlar sus países obstaculizando la inmigración y el movimiento de mercaderías que llevan incorporado el trabajo de otras naciones, la tecnología hace posible que el trabajo se movilice con independencia del transporte de bienes y sin la migración de los trabajadores.
¿Podremos los costarricenses aprovechar esas oportunidades para que nuestros trabajadores con salarios del orden de $4 por hora (incluidas cargas sociales) puedan mejorar sus ingresos y realizar tareas que ahora ejecutan personas con salarios de $15 y más por hora?
Depende de nosotros y de nuestra capacidad de actuar con visión a largo plazo.
Para empezar, necesitamos contar con un mayor ancho de banda en nuestra conectividad. Según el reciente análisis de Akamaidado, nuestro país ocupa la posición 116 por ancho de banda entre 148 países, con una velocidad promedio de 3,9 Mbps. El promedio mundial es de 7 Mbps. En este trimestre cayó la velocidad promedio y bajamos siete posiciones. Hay nueve países en América Latina con mayor velocidad que la nuestra y la diferencia es grande; además, debemos mejorar la calidad de la educación primaria y secundaria para que los estudiantes puedan aprender mayores habilidades en matemáticas, lenguaje, ciencias y el dominio de un idioma extranjero.
Debemos también progresar mucho en cuanto a la capacitación y recapacitación permanente de nuestra fuerza laboral.
Apoyos. ¿Está listo el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) para apoyar a los pioneros en este campo? ¿Tendrá el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) la capacidad para estimular a los emprendedores que deseen descubrir nuestras capacidades competitivas con telerrobots?
Sabemos que hay externalidades positivas en las actividades de búsqueda de oportunidades para intercambiar nuevos productos con el resto del mundo, pues un agente hace el gasto y la investigación y otros se pueden aprovechar de sus resultados sin compensarlo.
¿Podrán Comex, Procomer y Cinde colaborar con esos gastos para que se produzca toda la investigación de mercados apropiada? ¿Qué otras fallas en este campo tendrán nuestros mercados que deba el Estado remediar? ¿Serán esas fallas corregibles y tendremos la institucionalidad apropiada para hacerlo?
¿Podremos aprovechar estas oportunidades futuras para mejorar las condiciones de nuestros trabajadores? Depende de nosotros, no de nadie más.
El autor fue presidente de la República de 1998 al 2002.