Mientras leía este sábado, 28 de febrero, la nota en opinión publicada en esta sección por el Sr. Álvaro Moreno Gómez, miembro de la junta directiva del Incopesca, llamada “ Ante la injusticia, a los pescadores los defiendo desde cualquier trinchera ”, me invadió una inevitable frustración motivadora para la redacción de este texto.
Más aún cuando al cierre de la nota dice: “El Incopesca' es la esperanza de todos los pescadores y acuicultores”. ¡Y vaya esperanza! Recordaba que hace dos meses y medio, el 11 de noviembre del 2011, muy orgullosos los humildes representantes de la junta directiva de la Asociación de Pescadores de San Juanillo (Asopesju), Guanacaste, salieron desde las 6 de la mañana de sus hogares con la ilusión de presentarle a la junta directiva del Incopesca su propuesta (porque verdaderamente es de ellos), del área de pesca responsable de San Juanillo.
Después de un viaje de unas 4 horas, y pensando en darles la mejor impresión a la junta directiva del Incopesca, llegaron los san- juaneños a las 10:30 de la mañana a Puntarenas a su reunión pactada para las 11:00. Sin ninguna disculpa o justificación del retraso para atenderles, en un acto de irrespeto y desinterés, no fue sino hasta después de dos horas, sin almorzar y sin información, cuando la junta directiva del Incopesca, de la cual don Álvaro, presente, ostentando la silla de vicepresidente, le abrió la puerta a la Asopesju. Acá diferimos, don Álvaro, porque para mí esto es una verdadera injusticia.
Falta de seriedad. Tomando en cuenta esta primera falta de respeto, ¿cómo es posible que hasta la fecha el Incopesca no haya entregado formalmente una nota a la Asopesju y a la comisión del área marina de pesca responsable de San Juanillo su opinión de lo propuesto? Seriedad, como lo que pide don Álvaro en su nota, es la que pido yo ahora. Aun así, esperamos que la solicitud de un informe enviada el viernes 20 de enero por la Defensoría de los Habitantes a su institución, debido a la ausencia de respuesta de su parte a los pescadores, rinda sus frutos.
Ilusamente esperaba a un Incopesca apoyando esta honorable visión local, pero más bien desmotivan e irrespetan con su falta de respuesta y retraso las intenciones de tan importante grupo de pescadores, inmersos dentro del olvidado grupo de pesca artesanal; los más vulnerables y quienes, pareciera, por las circunstancias anteriormente descritas, no son su prioridad.
Según su nota, don Álvaro, por suerte la “nueva” junta directiva del Incopesca ha llegado a poner “orden y corregir muchas de sus malas costumbres que tienen postrado al sector pesquero al borde del caos”... ¿En serio?
Pesca de arrastre. Preocupa igualmente, don Álvaro, su posición laxa sobre el uso del dispositivo excluidor de tortugas (DET), que deberían usar todos los barcos camaroneros obligatoriamente por ley. Basados en muchos estudios sobre pesquerías, la Academia Nacional de las Ciencias de los Estados Unidos ha considerado que la pesca de arrastre de camarón es la actividad pesquera que causa mayor mortalidad de tortugas marinas, y solo con la implementación de medidas de mitigación como el uso adecuado del DET, se han logrado disminuir las cifras.
Desde 1999, el Gobierno de los EE. UU. ha impuesto cuatro embargos a la importación de camarón costarricense por no cumplir con legislación nacional que protege a las tortugas marinas. Dichas embarcaciones, igualmente, cuentan con un listado de denuncias por invadir áreas marinas protegidas creadas por el Minaet y, en la última década, debido a la caída estrepitosa de capturas de camarón, están arrasando con otras especies, como pargos, congrios y cabrillas, y para mí, don Álvaro, esta es otra injusticia. Le están arrebatando las especies de sustento a los pescadores artesanales, a los cuales se les hace imposible competir contra la pesca semiindustrial, como son los arrastreros.
¿Podría don Álvaro, públicamente y con criterios científicos, asegurar que la pesca de arrastre de camarón es sustentable, siendo la sostenibilidad de las pesquerías, según su nota, un serio compromiso del Incopesca?
Estamos en un año clave en Costa Rica para dejar de darles la espalda al mar y a los pescadores artesanales de nuestro país, y ser más responsables con el manejo de nuestros recursos marinos y las pesquerías, pero, mientras ocurra lo evidenciado anteriormente, no llegaremos a ningún lado, no cuando los entidades responsables provoquen más dudas que buenas soluciones.
Don Álvaro: sigo dudando del título de su artículo; creo que muy posiblemente diferimos entre lo justo y lo injusto, y sobre cuál grupo de pescadores está defiendiendo usted.