La fotografía es la rama del arte que captura realidades, percepciones y sensaciones a través del lente. Es, dentro de sus diversas y múltiples formas, una intensa manera de acercase al mundo imaginario, que en silencio, exclama, explica y conmueve los distintos paradigmas del ser humano.
Ahora, como en toda propuesta artística, el creador de una obra manifiesta una intencionalidad explícita o implícita al momento de mostrar su trabajo, la cual varía de acuerdo con los propósitos del artífice.
En este sentido, es maravilloso cuando el arte, lejos del estricto vanguardismo, sostiene de forma ingeniosa e innovadora un interés por mejorar su sociedad, su entorno y su contexto por medio de denuncias y proclamas que generan conciencia y reflexión en los diversos grupos de la sociedad.
Proyecto cultural. Lo anterior viene a colación por el admirable proyecto en el que están trabajando los estudiantes de undécimo año del Colegio Técnico de Parrita, con su exposición fotográfica llamada: “Imágenes de paz para mi colegio”.
El proyecto es, en una primera instancia, un llamado a la sana convivencia y el respeto por las diferencias como forma de cambiar la dura realidad que viven muchos adolescentes del país.
Con retratos de diferentes escenarios y rostros adolescentes, que tienen como fin expresar su disgusto por la violencia, los estereotipos y los prejuicios de toda índole, los colegiales de Parrita intentan promover una cultura de paz dentro de las aulas por medio del arte.
La idea, admirable y necesaria, sobre todo en estos tiempos convulsos, ha sido del profesor Luis Hernández, comediante de Los Insolentes, los estudiantes de de dicho colegio y de la directora del Colegio, Doris Salazar, quien con su inmenso y comprometido apoyo por la comunidad ha mostrado su deseo de mejorar el modelo educativo costarricense.
Con todo, el trabajo “Imágenes de paz para mi colegio” adquiriría mayor notoriedad si se toma como base para llevar a cabo este tipo de actividades en los diferentes centros educativos del país.
Solo sería cuestión de instar a los directores, profesores y alumnos para que exploren de forma atrevida otras ramas del arte como obras de teatro, monólogos, concursos literarios, instalaciones, arte-objeto, artes plásticas, y demás géneros para comenzar a promover una idiosincrasia de paz en nuestros centros educativos.
Por otra parte, visto desde la pureza del arte, es evidente que se puede canalizar y proyectar de forma creativa, la agresividad, el brío y la energía adolescente hacia una cultura de paz.
El asunto está en querer hacerlo y salir a buscar las formas pedagógicas y epistémicas idóneas y adecuadas.
No obstante, y esto queda a responsabilidad de los creadores, habrá que ver el empeño que ellos muestren por sacar la exposición a otras provincias y comunidades. Al margen de si reciben un apoyo institucional o no.
Es decir, los partícipes de este tipo de eventos deben tener claro de que en Costa Rica no se puede ni se debe esperar confiadamente que el Gobierno proporcione un soporte logístico, económico o publicitario. En estos casos lo mejor es luchar por cuenta propia y, si la ayuda por parte del MEP llega, genial, y, si no, pues a seguir luchando sin desanimarse.
Esto, porque, sin promoción pública, el objetivo de la propuesta se reduciría únicamente al centro educativo que lo vio nacer y ese no es el propósito. Para que tenga un verdadero alcance e impacto, la divulgación fáctica que se haga es fundamental si se desea conseguir crecimiento del arte y de la idea.
Otra forma de ver a Parrita. Lejos de ver a Parrita como el pueblo de las inundaciones, vemos una comunidad estudiantil comprometida con el cambio. Dicho proyecto rompe con el estereotipo latente en los últimos tiempos que asegura existe un total desinterés por parte de los educadores del país para con el modelo.
Si bien es cierto hay muchos docentes, estudiantes y directores que no se preocupan por hacer una transformación notoria en sus centros de trabajo, hay otros, en cambio, que quieren mejorar la nación con hechos y no con huelgas ni discursos populistas.
De modo que el apoyo por parte de las autoridades como el MEP, las ONG y otros organismos afines ojalá sea total y constante con este tipo de iniciativas, ya que los procesos no deben ser efímeros, sino todo contrario: tienen que ser continuos para que tengan un efecto y un impacto mediático importante.
A fin de cuentas, lo que se pretende es mejorar la situación de los educandos y de todas las futuras generaciones costarricenses, ya que son ellos quienes gobernarán y construirán las sociedades del futuro.