Es inexplicable el paupérrimo manejo que el gobierno ha dado al creciente malestar de una gran cantidad de costarricenses, manifiesto por medio de las redes sociales, 24 horas al día, 7 días a la semana.
Desde el punto de vista comunicacional y de interacción 2.0, felicitar a quienes no apoyaron la marcha de esta semana es la cúspide de los errores de alta envergadura cometidos en el manejo de las redes sociales, pues habilita este canal de alto impacto para causar fraccionamientos. Recordemos que fueron los medios electrónicos los que provocaron la Primavera Árabe y sobre los cuales se han orquestado las enormes manifestaciones en Brasil.
Afortunadamente, las redes sociales permiten que los ciudadanos a lo largo y ancho del país centralicen puntos de interacción virtual donde se comparten frustraciones, necesidades, deseos y anhelos que, concentrados en objetivos comunes, permiten la conjugación de esfuerzos para luchar por determinadas ideas.
Lo que parece no haber entendido el gobierno en la manifestación de esta semana es la proliferación desconcentrada de grupos indignados. Ya no es una sola marcha nacional, sino muchas marchas al mismo tiempo, en diferentes zonas del país y con múltiples insatisfacciones; eso sí, todas ellas organizadas. Este es el efecto de las redes sociales: comunicar y organizar frentes de lucha aisladas que poco a poco convergen en olas de grandes dimensiones.
Es un desperdicio económico asignar partidas presupuestarias para crear estrategias de uso de las redes sociales pues, al final, no es cuanto se utilicen sino el sustento del contenido publicado.
Proactivamente, el gobierno debería corregir la comunicación con el pueblo por redes sociales, dejando de lado el paradigma reactivo y defensivo. No debería tratar de usar el medio para mejorar la imagen, pues el efecto va a ser el contrario. Lo adecuado es utilizarlo proactivamente para escuchar al pueblo, abrir espacios de discusión y proponer soluciones. La razón dicta que en la actualidad, la soberanía del pueblo se ejerce 24 horas al día desde cualquier punto donde haya acceso a Internet.
Finalmente, sería oportuno que el gobierno establezca líneas de comunicación efectivas que evidencien la comprensión de las redes sociales como un medio de comunicación humana y no como la palestra para mostrar logros de manera unidireccional.