No es ninguna novedad que las TIC y las buenas prácticas y políticas de Gobierno Electrónico (E-Gob) son herramientas que le facilitan a la administración pública dar una mejor atención a los ciudadanos, realizar una gestión más eficiente –sin restricciones de horario y distancia–, e impulsar e implementar procesos de transparencia y participación ciudadana.
Sin embargo, funcionarios públicos con poca visión y la carencia de una dirección estratégica, de un presupuesto robusto, de un marco jurídico y de políticas públicas claras y concretas hacen que cualquier iniciativa tenga mil y un obstáculos, dando al traste con muchas de ellas.
En el caso de Costa Rica, coincidimos con el “Informe anual hacia la sociedad de la información y el conocimiento 2013” (Prosic), cuando se indica que el E-Gob no ha sido un tema en la agenda pública nacional, y pareciera estar relegado a buenas intenciones y a vacíos presupuestarios para implementarla como política de Estado.
Tanto es así que los avances que se han logrado en el campo del E-Gob son gracias a los buenos oficios e iniciativas de la Secretaria Técnica de Gobierno Digital (STDG), una dependencia del ICE con conocidas limitaciones presupuestarias.
Cambio de políticas. Aprovechando los vientos de cambio, este es el momento oportuno para que el nuevo Gobierno replantee las políticas de E-Gob, con la finalidad de fortalecer los proyectos que se venían ejecutando de forma exitosa y generar nuevas propuestas que busquen mejorar la relación de la administración pública con los ciudadanos y las empresas.
Previo a lo anterior, consideramos que se debe solucionar el problema institucional de la STGD, replantear el plan maestro de E-Gob, asignarle a la STGD, o a su similar, un presupuesto robusto para su sostenibilidad y la de sus proyectos, y que el nuevo plan de E-Gob se convierta en un “proyecto país”.
Asimismo, consideramos que para avanzar en el tema, los jerarcas del Gobierno deben tomar conciencia de que el Estado es el principal facilitador y proveedor de recursos financieros para proyectos de esta naturaleza, aunque también pueden recurrir a alianzas de cooperación público-privada como mecanismo de financiación, pero no depender totalmente de ellas.
Aquí insistimos en estos ajustes y en que finalmente tengamos una hoja de ruta clara, pues nuestro país no puede darse el lujo de seguir postergando la implementación de un plan de E-Gob, máxime que se está tratando de que la administración pública sea mucho más eficiente y transparente, y de propiciar un ambiente más atractivo para la inversión local y extranjera.
Asimismo, creemos que, para lograr lo anterior, se requiere un plan estratégico que se base en los siguientes pilares: liderazgo, visión unificada, cooperación, coparticipación de responsabilidades, capacitación del recurso humano, y quizá el cimiento de los anteriores: la voluntad .
'Casa inteligente'. Si logramos ordenar la casa primero y luego avanzar a paso firme por la ruta trazada, en un corto plazo podríamos gozar de una infinidad de ventajas, que ciudadanos y empresas de otros países gozan desde hace más de una década.
Estas ventajas resultarían en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos y de la competitividad de las empresas, y en que la administración pública sea más transparente y eficiente con menos recursos públicos.
Si logramos poner en marcha el plan de E-Gob y, también, nos aseguramos de que todas las municipalidades e instituciones públicas se pongan la camiseta del proyecto, podríamos ver grandes resultados –descentralización, gobernabilidad, ahorro de recursos públicos, apropiación y participación ciudadana, datos abiertos, gestión y trámite de más servicios públicos en línea, y portales ciudadano, entre varios otros–, pero necesitamos que el nuevo Gobierno comience a tomar las decisiones en esa línea de pensamiento, a fin de que la “casa de cristal” cuente con los recursos tecnológicos y, además, se convierta en una “casa inteligente”.