Gestionar tributos es una tarea que se ancla en dos pilares: que los contribuyentes cumplan voluntariamente y de la forma más cercana a la realidad y que los que no cumplen tengan consecuencias reales, sociales y pecuniarias. No puede haber una sin la otra. Para que los contribuyentes cumplan se hace necesario facilitarles todos los medios posibles mediante la declaración y pago electrónicos, y en caso de dudas sobre aspectos puntuales de sus negocios que puedan verse afectados por una norma fiscal, que puedan consultar a la Administración y tener certeza sobre su posición al respecto.
Pero para estos contribuyentes, lo más importante es que sepan y perciban que la Administración toma medidas contundentes contra los que no lo hacen, pues, de lo contrario, hay un gran desincentivo, comprensible y hasta justificable, para no cumplir ni bien ni a tiempo. Esto se liga, definitivamente, con el otro pilar al que nos referimos: la persecución y sanción del fraude.
Ataque al fraude. El fraude fiscal es lo que el colesterol al cuerpo humano, será imposible librarse completamente de él, pero los niveles en el cuerpo deben ser tolerables, controlados y saludables. Además, el ataque al fraude es algo que requiere medidas a corto y a largo plazo. Dejar de comer frituras de inmediato, pero comenzar un régimen de ejercicios y de cambio en la dieta que llevará algún tiempo.
Además de algunos estudios efectuados por la Contraloría General de la República sobre la evasión de impuestos, que son un indicador del problema, la institucionalidad costarricense ha avanzado en el ataque a esta situación, desde el Programa de Modernización de la Administración Tributaria (PMAT) hasta la promulgación del delito de defraudación fiscal; desde casos de fraude millonarios acusados y conciliados por sumas también millonarias, hasta la denuncia pública de los que no pagan y la atención y conciencia de la magnitud del problema.
Pero hace falta seguir en el camino de las medidas de largo plazo: fomentar la educación fiscal, mejorar el tipo penal de defraudación, generalizar el IVA y gravar las ganancias de capital, dotar de salas especializadas en materia fiscal a nuestros tribunales penales e implementar un depositario de datos financieros y patrimoniales integrado y eficiente.
Mi deber es darles continuidad a las cosas que se han hecho e impulsar las medidas necesarias para los objetivos de largo plazo. En el corto, sin embargo, hay que dejar las frituras de inmediato.
Propuesta. Nuestra propuesta de impacto consiste entonces en cinco ejes:
k1-Un programa contra la insolencia fiscal, para lo que se ha dotado de recursos a una unidad especial que ataca casos verdaderamente notables, como el de un concurrido, conocido y popular bar-restaurante que declaró impuesto de renta cero en los años 2007 y 2008 y menos de ¢300 000 en el 2009 y en el 2010. En esa misma línea se seguirá revisando las declaraciones de los profesionales liberales, que han sorprendido con su baja contribución.
k2- Un programa de presencia perceptible con la visita que inició el 21 de febrero y se prolongará hasta finales de año, a más de 17.000 contribuyentes cuyas declaraciones son cero o menores al promedio de los últimos años y sobre los que sabemos, por información cruzada, han tenido ingresos brutos mayores.
k3- Un enfoque de la fiscalización distinto: menos es más, se reducirán las horas de auditoría centrándose no en todas las líneas del balance, sino en las que resultan clave según la industria y conforme a la información que previamente se recaba del contribuyente.
k4- Un enfoque en el impuesto solidario, no tanto por lo que recauda, sino por el sentido de frustración que causa en la población, ver que solo cuatro mil propietarios han declarado y pagado este impuesto. Es notable que hay más de cuatro mil viviendas en Costa Rica que superan los ¢ 106 millones.
k5- Una política de divulgación de los esquemas de fraude más conocidos, de publicación de listas de morosos y de generación de conciencia respecto al daño del exceso de colesterol.
Todos debemos ponernos en línea, no solo los trabajadores a quienes se les retiene el impuesto o los contribuyentes más controlados por sus propias políticas corporativas o por ser grandes contribuyentes.
En esto estaremos enfocados, en esto estarán volcados nuestros esfuerzos. Aun con los limitados recursos, haremos un esfuerzo titánico en la gestión de los tributos, pero también harán falta cambios en las estructuras de las leyes para garantizar que todos los que disfrutan de este país y sus bondades, paguen para mantenerlas y mejorarlas. No se vale estar en el estadio sin pagar la entrada.