La empresa Google tiene, dentro de su lista de realizaciones futuras, una muy desmesurada: crear “el hombre perfecto”. Se trata nada menos que de obtener un cuerpo humano 100% saludable y preservarlo de cualquier accidente, por lo que un puñado de expertos está hoy recabando la información genética y molecular de 175 prójimos.
El equipo Google X, jefeado por el biólogo Andrew Conrad y el buscador de la firma, planea escoger las partes más saludables de cada quien para tramar un ente humano ideal.
Algo así ya ocurrió una vez, solo que en la ficción literaria. En 1816, Mary Shelley partió de la misma premisa: tomar partes de seres (muertos, eso sí) y unirlos en un gigante de poder singular por medio de la electricidad galvánica que, en su libro Frankenstein, el moderno Prometeo , parece ya intuir lo que sería un buscador virtual omnipotente.
Shelley –impactada por el proceso de galvanización que dominaba la era– creyó en la chispa capaz de devolver la vida a los muertos… pero ¡qué vida! La de un grandote fallido que el cine de horror usó a destajo.
Esta perfección que ahora plantea Google, aunque se limite a la salud, no deja de ser un sueño muy afín al de 1816, aunque se lo quiera tratar como un dato; y ya sabemos, amigos, que todo paso más allá de los límites no es un avance y que la ironía (¡cuidado!) ni por error descansa.