Muchos dirán que los excesos de consumo, como los referidos en este artículo, pueden ser el tabaco y el alcohol; no, es el azúcar y le sigue el aceite de palma. El mayor testimonio lo dan los productores, con su negativa a suministrar datos. Solo ciertos investigadores privados y de universidades norteamericanas admiten las entrevistas y divulgan información.
Las empresas productoras, en cambio, hacen uso de propaganda diseñada por expertos y buscan ampliar el número de consumidores, convertidos en población cautiva. Tanto así, que un médico norteamericano entrevistado lo definió muy bien: “Lo que les importa es vender, no salvar a la humanidad”.
Cuanto les interesa a unos es vender y a otros consumir, tarea fácil ante esa población cautiva y dependiente. Y como la actual es la era del consumismo, los expertos buscan una expresión atrayente; por ejemplo, “me encanta”, y el consumidor cae en la trampa.
En Estados Unidos, de tres adultos, uno es obeso. En Francia hasta existe un grupo que los reúne la adicción irrefrenable por comer. En la nación norteamericana, la mayor empresa del ramo fomenta la producción intensiva de pollos cada vez más grandes. Solamente en este país la última generación ha duplicado el consumo de azúcar en únicamente 30 años.
La conclusión sería consumir menos azúcar y comer menos; pero la propaganda mundial está organizada de tal forma que nos ofrece comer “todo lo que se quiera”, para luego adelgazarnos por medio de productos dietéticos light, fármacos y gimnasios.
Engaño. En el canal de You Tube Food Matters TV se informa que algunos alimentos, ante todo enlatados, escriben azúcar con otro nombre y en letra pequeña, a fin de que el consumidor se fije más en la letra grande y compre el producto creyéndolo bajo en azúcar.
Este elemento nutritivo es indispensable para el organismo, pero no en exceso, mas los entendidos recomiendan comer menos y no consumir tanto azúcar. Es un círculo vicioso, en el cual caemos si no nos damos cuenta del engaño. El propósito es consumir, ya sea para engordar como para adelgazar.
Los datos son alarmantes: cinco millones de personas obesas en el mundo mueren al año, y 1.400 millones son obesas. En España, por ejemplo, el programa televisivo Comando Actualidad pasó un reportaje interesante: una investigación científica probó el mismo valor nutritivo de un huevo de gallina corriente frente a uno de granja especializada. La única variante fue el color.
La científica expresó que el término “especializada” no era cierto; fue un engaño más. La austeridad, aquí, la tenemos en la gente longeva de Nicoya: comen con moderación, no tienen vicios, se apoyan mutuamente, se quieren, trabajan y se acuestan temprano.
Palma de aceite. En Borneo, la isla más grande del mundo, ubicada en el Pacífico, talan la selva para sembrar palma de aceite, y este producto, sometido a altas temperaturas, cambia de color, sabor y textura. Lo están empleando, entre otras cosas, en la fabricación de helados. Esta mezcla aumenta el número de obesos.
En otros productos con aceite de palma también ponen el nombre en letra pequeña. Como se sabe, estamos destruyendo la salud y destruyendo el planeta. Explotación similar a la de Borneo la hicieron los franceses antes con la extracción de madera en la isla africana de Madagascar.
El mundo no merece caer presa del calentamiento global, expresión de los explotadores del planeta tierra. Hoy, el presidente de los Estados Unidos, pretextando hacer más poderosa esta nación, que ya lo es, se inclina por no acatar el Acuerdo de París del 2015.
Por fortuna, el resto de los firmantes sí lo acatarán. El mundo presenta otros problemas prioritarios por resolver, como el hambre, la salud, el desarrollo y la paz. Además, debemos vivir unidos y ser solidarios en el bienestar de todos los pueblos.
El autor es abogado.