El periodista se atreve a afirmar que es un mito el hallazgo incontrovertible de que a partir de los 35 años se dispara el riesgo de engendrar niños con alteraciones genéticas. Escribe, además, sobre las increíbles afirmaciones que hace una educadora perinatal, que parece ignorar que durante decenas de años la incidencia de alteraciones cromosómicas se han mantenido iguales en todas las clases socioeconómicas, en todas partes del mundo.
La lectura de este artículo es capaz de inducir a error a más de una cuarentona con poca educación. Puede ser que algunos gineco-obstetras solamente vean en estas señoras a clientes potenciales, pero los genetistas lo que vemos es el dolor de los padres y las dificultades para aceptar con resignación una situación que se pudo haber evitado, desalentando la gestación en mujeres mayores de 35 años, tal como lo proponen todas las asociaciones serias de Genética a escala mundial.
Estas personas olvidan además otra desventaja de los nacimientos de niños especiales, los cuales aumentan conforme aumenta la edad de la madre, es inevitable que la madre descuide a los hijos sanos para atender las demandas de los niños discapacitados. Si el papá no asume el rol padre-madre, estos niños van a sufrir las consecuencias de las acciones impulsivas de sus padres, y en ocasiones hasta del resto de la sociedad.