El pasado lunes 28 de enero murió un gran hombre, de esos que sin lugar a dudas, podemos llamar un caballero, un gran señor: el Dr. Alfredo Mainieri Protti, científico costarricense, gran maestro y amigo de varias generaciones en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
En mi paso por el ICE, tuve el gran privilegio de trabajar con él, de aprender de su talento excepcional y, sobre todo, de su ejemplo. Don Alfredo, como solíamos llamarlo, se distinguió por ser un extraordinario profesional en el campo de las ciencias geológicas, área en la cual obtuvo su doctorado académico, pero sobre todo por ser una persona de una calidad humana y un don de gentes ejemplar, difícil de igualar.
Su gran preparación académica fue siempre puesta al servicio del país, compartía sus conocimientos sin hacer alarde, sin buscar el aplauso, sin falsa vanidad. En él se conjugaban a la perfección el rigor de la ciencia, del estudio y del trabajo con la humildad y el desprendimiento, la enseñanza y la pasión.
La investigación del recurso geotérmico, dirigida por don Alfredo se inició en el año de 1975, con el grupo que inició los estudios del Proyecto Geotérmico de Guanacaste.
Su entusiasmo por el trabajo hizo de él un tenaz colaborador para el que no había espacio ni grupo de trabajo en el que no interviniera, ya que de su participación y dirección dependía la buena marcha del proyecto y entendía claramente, resultado de su experiencia, que nada puede quedar al azar, especialmente cuando se trata de la explotación de un recurso como el geotérmico.
El trabajo permanente del Dr. Mainieri permitió el descubrimiento de los campos geotérmicos Miravalles y Pailas, ubicados en Guanacaste, de donde proviene en la actualidad el 14% de la electricidad que produce el país. Su espíritu tesonero hizo de él un actor clave en el desarrollo de la geotermia en Costa Rica.
Fue don Alfredo quien estableció los primeros resultados de las investigaciones geológicas, geofísicas y de perforaciones, que le permitieron concluir que hay un enorme potencial explotable de energía geotérmica en el país.
Don Alfredo fue un técnico de alto talante, que supo desempeñar su rol en la empresa y tener la visión de comprender la importancia de su trabajo y la trascendencia que tenía para el desarrollo de Costa Rica; es por eso que muchos profesionales deben en buena parte su formación profesional al Ing. Mainieri, quien, sin mezquindades, enseñaba lo que mejor sabía. Por ello, con gran acierto, se le conoce como el padre de la Geotermia en Costa Rica.
Es mi deseo, y estoy seguro que el de muchas otras personas, que el ICE sepa retribuir todo lo que el Ing. Mainieri entregó durante sus largos años de trabajo. Sería muy agradable y un homenaje a su memoria que un día, no muy lejano, alguna de las grandes obras de generación geotérmica lleve su nombre.
Su ausencia física deja un gran vacío. Sin embargo, su legado quedará por siempre de manera sustancial y evidente, en las entrañas de la tierra que dan vida a las plantas geotérmicas del ICE, en el aprendizaje, la fuerza y la mística de tantos trabajadores que tuvimos el honor de conocerlo. Gracias, don Alfredo.