Desde su creación en 1949, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) realiza investigaciones para la identificación de opciones de proyectos que permitan abastecer la creciente demanda de energía.
Vale recordar que el ICE fue creado por gente de gran visión y compromiso con el país, quienes le encomendaron: promover el desarrollo mediante el uso de la energía eléctrica como fuente de fuerza motriz, procurar el uso racional de los recursos naturales y terminar con su explotación destructiva e indiscriminada, conservar y defender los recursos hidráulicos del país mediante los programas de protección de las cuencas, las fuentes, los cauces de los ríos y corrientes de agua, y hacer de sus procedimientos técnicos, administrativos y financieros modelos de eficiencia capaces de garantizar el buen funcionamiento del Instituto y que sirvan de norma a otras actividades costarricenses. A la vista están los resultados con un país de matriz energética ejemplar y con una cobertura eléctrica del 99%.
Hasta hoy las fuerzas generadoras de ese éxito eléctrico han estado localizadas en el centro y el norte del país. El tiempo del sur es hoy. En esa región desde el año 2006 se han estado realizando trabajos de exploración e investigación con el fin de conocer de manera apropiada las condiciones de factibilidad para desarrollar eventualmente un proyecto hidroeléctrico que sería el más potente del país.
La diversidad y complejidad de esa región ha generado que cada vez más instituciones, organizaciones y empresas desarrollen proyectos de muy distinta naturaleza en los cantones que la conforman. Conocedores de esa realidad, los equipos sociales y ambientales del ICE han realizado intensas jornadas de investigación, información e interacción con muy diversos actores de las comunidades.
Región olvidada. No podemos olvidar que nos estamos refiriendo a una extensísima región donde se concentran algunos de los más agudos problemas de pobreza, desempleo, infraestructura, salud y educación, y donde la memoria histórica registra una deficitaria presencia del Estado nacional.
Con la creación de la Unidad de Gestión Socioambiental del Proyecto Hidroeléctrico Boruca en 2003, en el cantón de Osa comienza un proceso de interacción social con actores como cooperativas, asociaciones de productores ya algunas entidades gubernamentales. Aquellos esfuerzos dieron como resultado espacios importantes en escuelas y colegios para discutir sobre los potenciales impactos del pretendido proyecto en la población y en el humedal nacional Térraba-Sierpe en los años 2004 y 2005.
Cuando la opción del proyecto Boruca es eliminada en el 2006, surge como nueva propuesta de estudios el Proyecto Hidroeléctrico El Diquís (PHED), y enseguida se emprende una segunda ronda de ciclos informativos en centros de enseñanza en diferentes comunidades de Osa.
En los años subsiguientes el PHED contacta a vecinos de ese cantón para recolectar información para la realización del Estudio de Determinación del Caudal Ambiental. Al finalizar ese estudio se realiza una devolución de información a las comunidades involucradas, entre ellas Palmar Norte y Palmar Sur. De igual forma se trabajó con líderes comunales de Cortés, Coronado, Puntamala y Sierpe.
En diciembre del 2009 el área social del PHED convoca a líderes de Palmar Sur para brindar información sobre las generalidades del Proyecto y los resultados del estudio comentado. En esa reunión, líderes de Palmar Sur manifiestan incertidumbre y dudas con respecto a los potenciales impactos del proyecto en exploración. Al final, los técnicos acuden a un encuentro en el que exponen resultados y responden inquietudes en un foro al que se convocó a más de 70 organizaciones, instituciones, cooperativas y otros actores sociales del cantón de Osa.
Posteriormente, el PHED convocó a la comunidad e hizo entrega de una memoria que agrupa las ponencias presentadas por cada uno de los profesionales. En ese encuentro, vecinos de Palmar Norte y Palmar Sur exponen la necesidad de contar con una comisión de enlace (CdE) que se conforma poco después. A partir de entonces el ICE da seguimiento a los acuerdos con la comunidad mensualmente y atiende consultas e inquietudes en relación con el estado y avance del PH El Diquís.
Transparencia. Por todo lo anterior, y mucho más que no tiene espacio en esta breve nota, podemos afirmar que el ICE no oculta información de obvio interés para las comunidades. Todo lo contrario, la labor intensa de grupos interdisciplinarios que abordan las temáticas sociales y ambientales y que van a las comunidades en búsqueda de espacios para interactuar y realimentar las investigaciones de los proyectos es prueba de la seriedad y responsabilidad con que la institución asume la gestión socio ambiental.
El ICE gira cada vez más recursos técnicos, profesionales y financieros en investigaciones que, una vez concluidas, aportarán información a ser compartida. Esa información es elaborada con rigor científico y ético, mediante prácticas respetuosas de las sensibilidades y particularidades de todas las personas que convierten el horizonte humano del sur en un gran espacio para construir millones de sueños.
En el sur-sur de Costa Rica, donde está la otra mitad del país –la mitad con mucha frecuencia olvidada–, existe, sin embargo, gran diversidad de actores y realidades, inmensos desafíos y grandes oportunidades. Una de ellas es el PH El Diquís, tal vez la mejor oportunidad viable de que esa parte de Costa Rica se incorpore con equidad, bienestar social, progreso económico y gran dignidad política al desarrollo nacional.