En el presente mes de octubre se cumplen veintidós años, luego de que la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 45/106 de 1990, designó el 1.° de octubre Día Internacional de las Personas de Edad.
En la actualidad es evidente el interés que ha despertado el tema del envejecimiento poblacional en las autoridades de la mayoría de los países, que al igual que el nuestro están enfrentando este fenómeno. El aumento en la expectativa de vida es relativamente seguro, pero no es igual de certero que se pueda disfrutar plenamente cada etapa del proceso diario de envejecer, ni vivir una vejez saludable y digna.
Con ese propósito se han generado varias iniciativas que propenden a la protección de los derechos de las personas adultas mayores.
En mayo de este año se celebró en nuestro país la Tercera Conferencia Regional Intergubernamental sobre Envejecimiento en América Latina y el Caribe.
Este evento fue trascendente para los gobiernos de los países representados y en general para el grupo etario de personas adultas mayores, dado que el interés básico en esa cita fue identificar acciones clave en materia de derechos humanos y protección social de esa población.
Producto de las deliberaciones durante la Conferencia se firmó la Carta de San José, documento que agrupa un cuerpo de derechos fundamentales para las personas mayores. Un acuerdo valioso fue el rechazo a todo tipo de maltrato hacia ellas y el compromiso de erradicarlo.
La carta hace hincapié en las obligaciones de los Estados para promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas mayores, sin discriminación alguna.
Como punto culminante del encuentro se exhortó a los organismos competentes para elaborar una Convención Internacional de los derechos de personas mayores.
La carta de San José será discutida por las Naciones Unidas para su aprobación y es esperable que en un tiempo cercano esto sea una realidad.
Los resultados obtenidos han sido una obra conjunta realizada entre los gobiernos y la sociedad civil, en la que se ha destacado el valioso aporte de nuestras personas de edad, quienes tuvieron una invaluable oportunidad de expresar sus ideas y propuestas específicas plasmadas en un documento elaborado por ellos y ellas, y presentado en la Tercera Conferencia. Sin duda alguna fue un insumo básico en la toma de decisiones y merece ser reconocido.
En una fecha como ésta, la Asociación Costarricense de Profesionales en Gerontología (Acoproge), además de enviar un atento saludo a las personas adultas mayores de Costa Rica, desea hacer una instancia a todos los grupos etarios para promover una actitud positiva hacia la percepción y aceptación del fenómeno del envejecimiento dentro del grupo familiar y en la comunidad.
Si se considera que el ser humano inicia a envejecer desde su formación en el seno materno, este proceso nos acompaña a lo largo de la vida; por consiguiente, cada etapa del ciclo vital es trascendente y digna de consideración, en especial cuando se trata de la vejez, que representa la culminación de nuestra vida.
Lillyana Picado Espinoza. Vicepresidenta de la Asociación Costarricense de Profesionales en Gerontología